La familia Rojo Martín y el fútbol han estado ligados desde los años 80. El hermano mayor, Juan Antonio, jugó en el Burgos CF y fue el origen de la famosa ‘peña Pacheta’ en El Plantío; Javier es profesor en Salas pero ha sido jugador y sigue entrenando; y dos de los sobrinos del ya entrenador de Primera, Héctor y Alberto han seguido sus pasos. El primero llegó a jugar en dos épocas diferentes en el Burgos CF (con Fede Castaños y Calderé en el banquillo) mientras que Alberto lo hace en el CP Salas. Son la saga ’Pacheta’, un apodo que tiene toda su familia y cuyo origen ni el propio José Rojo Martín sabe aclarar. «Ya le decían así a mis abuelos y a mis padres, lo he preguntado mil veces y nadie sabe darme una respuesta concreta», reconocía en una entrevista, 

El camino lo marcó el mayor, Juan Antonio, con su paso por el Burgos CF. Pero fue el pequeño, José Rojo Martín, el que más ha brillado. Se crio, como sus hermanos, en Salas de los Infantes, donde estudiaba y ayudaba a sus padres, Pedro y Petra, en las labores del campo. Tras acabar la EGB decidió estudiar Formación Profesional en la rama de madera en Quintanar de la Sierra. Y allí conoció a su pareja, con la que ha tenido dos hijos. Incluso llegó a encontrar un trabajo fijo en la industria maderera, pero el fútbol siempre estaba presente.

Su vinculación con la Sierra es evidente. Nacido en Salas, casado en Quintanar y viviendo muchos años en Soria, donde mantiene su residencia. Triunfo en el Espanyol pero su llegada al Numancia marcó su vida. Allí se retiró como futbolista e inició su trabajo en los despachos, concretamente en la dirección deportiva. Paralelamente sacó tiempo para sacarse el carnet de entrenador, con duros traslados desde Soria a Zaragoza.

Juan Antonio Rojo Martín. - Foto: Jesús J. MatíasProbó fortuna fuera del fútbol y llegó a trabajar en Puertas Norma, una de las empresas más fuertes de la zona de Pinares. Pero Pacheta tenía claro que su vida era el fútbol. Y en 2011 dio el salto definitivo a los banquillos. Su primera experiencia fue el Real Oviedo, por aquel entonces embarcado en su lucha por regresar al fútbol profesional.  Continuó su carrera en Cartagena y luego, tras su paso por la selección AFE,  en el fútbol polaco. Siempre con la maleta preparada, se marchó a Tailandia para regresar y ascender al Elche.