José María Chomón

Bailando bajo el diluvio

José María Chomón


Espiados y felices

05/08/2021

El dataísmo sostiene que el universo consiste en flujos de datos. Para las grandes tecnológicas somos un universo de datos que posibilita que Zuckerberg (Facebook), Bezos (Amazon), Gates (Microsoft) o Cook (Apple), obtengan cientos de millones de euros diarios, que viene a ser un poco más que el modesto sueldo que recibo por escribir esta columna. A estas big tech les viene de cine la crisis y el cierre de comercios. Leía no hace mucho que la empresa más pequeña del Ibex paga más impuestos en España que Apple, Google, Facebook y Amazon juntas.
Y nosotros, ¡felices!, regalamos nuestros datos a cambio de migajas. Por ejemplo, cuando nos instalamos una aplicación para conocer las calorías quemadas y autorizamos el acceso a nuestros mensajes, contactos, fotografías… ¡Es indudable que existe una estrecha vinculación entre las calorías y nuestros contactos y fotografías! 
Hace pocos días un conocido me dijo ufano: te voy a enseñar dónde estuve el otro día. Cogió su móvil, hizo un clic y… ¡olé, olé, olé!, comenzó a detallar dónde comió, qué comercios visitó y hasta el bar donde se tomó la última copa. «¡Has visto- me dijo ojiplático- esto es fantástico!».
Una tal Paloma Llaneza, experta en protección de datos, en su libro Datanomics, lo explica muy gráficamente: los navegadores facilitan desde qué ordenador o dispositivo se conectan, cuál es el sistema operativo, qué permisos se han dado y cuáles no, la IP o la compañía de telecomunicaciones con la que tenemos contratado el servicio. Solo con estos datos se puede identificar de manera única el dispositivo y usuario. Y nosotros, ¡tontos de nosotros!, hacemos de la familia a Alexa o a Roomba. 
Con qué cara de excitación me explicó un amigo que su reloj incluía una app ECG capaz de realizar electrocardiogramas. Supongo que mayor excitación tienen los Zuckerberg, Bezos o Cook, que bailan bajo el diluvio en estas consumistas fechas con tanto pardillo como anda suelto y también con gobiernos laxos, laxos, laxos… en la protección de los derechos de los tontos útiles, que somos todos nosotros. ¡Felices datos estivales!