Historia maldita del rock

Maricruz Sánchez (SPC)
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Los mitos y leyendas negras del género que revolucionó el mundo

Historia maldita del rock

Decía Bono, el líder de U2, que la música podía cambiar el mundo porque era capaz de transformar a las personas. En especial el rock, uno de los géneros más complejos de la historia. El mismísimo Frank Sinatra lo consideraba «la forma de expresión más brutal, horrible y viciosa». Hasta el Ku Klux Klan organizó quemas de discos rockeros, en cuya génesis se mezclaban distintos estilos relacionados con las minorías sociales oprimidas de EEUU y el Reino Unido. 

Ambos países participaron tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial y su población, sobre todo los más jóvenes, había sufrido las terribles consecuencias de unos conflictos que provocaron muerte y pobreza. Era necesario un nuevo elemento que permitiese mirar hacia el futuro con optimismo, para dejar atrás esa triste realidad marcada por el dolor y la violencia. Fue así como se consolidó y popularizó el rock and roll durante los años 50 del convulso siglo XX, llenando de luz y esperanza a una generación interesada en construir un mundo mejor.

En las siguientes dos décadas se trató de dejar atrás el recuerdo de las guerras mundiales, de la mano de los nuevos ritmos y fórmulas propuestas por artistas de la talla de Chuck Berry, Little Richard, Elvis Presley, Bob Dylan o grupos como los Beatles, que se convirtieron en un claro reflejo de un movimiento de carácter social que abogaba por la igualdad y la paz.

Pero en la historia del rock también hay espacio para lo enigmático y lo tenebroso, para las maldiciones y lo inexplicable, para unos episodios controvertidos y de difícil comprensión. Es aquí donde entra en escena el periodista y colaborador de publicaciones especializadas Javier Ramos, autor de Historia maldita del rock (Ediciones Luciérnaga). Una obra imprescindible para responder a los innumerables mitos fabricados por la factoría del rock a lo largo de toda su existencia.

El rock se alimenta del riesgo y este volumen trata de ser un compendio de anécdotas y curiosidades de su cara oculta. Y es que, para Ramos, responsable del blog Lugares con historia, que cuenta con más de 100.000 seguidores en Facebook, en este negocio cruel y realista las estrellas de la música son víctimas de todos los vicios de la sociedad. Esto las expone como el mayor y más fascinante ejemplo de los efectos del éxito y el fracaso.

Clapton, zeppelin y rolling. Los Beatles no podían quedar al margen de las muchas historias que circulan en el universo rockero, y menos cuando hay otro gran músico implicado. Eric Clapton se enamoró de la esposa de su mejor amigo, la exmodelo Patti Boyd, que estaba casada con el beatle George Harrison. El descontento por su trayectoria y la falta de reciprocidad amorosa por parte de aquella mujer fueron los detonantes para que se enganchara a la heroína. Finalmente, con la banda británica más famosa de todos los tiempos a punto de separarse, se casó con ella.

De Jimmy Page, líder y guitarrista de Led Zeppelin, se dice que era todo un erudito en las artes satánicas y que se había granjeado el favor del mismísimo diablo para disfrutar de un éxito y una fama sin precedentes. Cierto o no, en su primer año, la banda realizó cuatro giras por EEUU y otras cuatro por Gran Bretaña. El grupo había pasado de la nada a la cima del rock en solo unos meses y acaparaba las portadas de las revistas. Todo esto provocó que comenzara a hablarse de un posible pacto con Satán y de la afición de Page por el ocultismo.

Pero si hay historias truculentas en el rock, no podían estar protagonizadas por otros que sus Satánicas Majestades. Grabada por los Rolling Stones en 1968 en los Olimpic Studios de Londres, Sympathy for the Devil, de seis minutos y 18 segundos, está incluido en el disco Beggars Banquet, y fue definido por la crítica como una samba rock. 

Una característica de la canción es que el vocalista Mick Jagger canta la letra en primera persona, desempeñando el papel de Lucifer, un personaje en apariencia educado, correcto y con buen gusto, que tras presentarse relata las infamias y actos de maldad que ha cometido en la historia de la humanidad.

El mismo Jagger quitó hierro al asunto: «Me inspiré en una vieja idea de Baudelaire. Me sorprendí cuando todo el mundo nos tildó de adoradores del diablo por este tema». Pero, lo cierto es que la leyenda ya estaba ahí, como otras muchas del rock.