La covid saca la prostitución de los clubes y se va a pisos

FERNÁN LABAJO
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La pandemia complica la investigación de casos de trata, pero la brigada de Extranjería ha desmantelado tres redes en un año

La covid saca la prostitución de los clubes y se va a pisos - Foto: Alberto Rodrigo

Lentamente y sin hacer mucho ruido, las luces de neón de los clubes de alterne arraigados desde hace muchos años en las carreteras de la provincia se van apagando. Los edificios, muchos de ellos envejecidos, bajan sus persianas y se entregan a un destino ruinoso y, en cierto modo, perturbador. La prostitución abandona poco a poco estos lugares vistos cada vez peor por la sociedad, pero eso no significa el fin de la explotación sexual. Los proxenetas se han mudado a sitios más privados para seguir obligando a cientos de mujeres a mantener relaciones con hombres por dinero. La covid-19 ha acelerado este traslado que se venía observando desde hace tiempo. La Policía Nacional lo sabe y trata de estrechar el cerco a la trata de seres humanos, pero estos nuevos escondites complican las investigaciones.

El declive de los clubes comenzó mucho antes de la pandemia, pero ésta ha ahondado en la herida. En primer lugar por razones obvias: no se puede mantener las distancias en un local donde se ofrece sexo por dinero. Esta circunstancia ya supone una concatenación del resto: menos clientela y más vigilancia. «Los establecimientos están sometidos a controles constantes de la Policía y eso complica mucho más que las mafias coaccionen a sus víctimas a prostituirse. De ahí que lo dirijan a pisos porque es todo más clandestino y hay más secretismo en la actividad. Ya antes de la irrupción del virus esta conducta delictiva se encaminaba hacia ahí», expone Ana Mélida, jefa de la brigada deExtranjería de la Comisaría Provincial.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)