La economía regional registró un crecimiento del 2,9 por ciento durante el pasado año, cuatro décimas superior a la tasa anotada en 2017, después de que el Producto Interior Bruto (PIB) se acelerara durante el primer semestre del año y redujera el ritmo en los dos últimos trimestres. A pesar de ello, el dato obtenido es el más alto de Castilla y León desde el año 2015.

Desde la perspectiva de la oferta, destaca el importante crecimiento experimentado por el sector primario, que anotó un 12,1 por ciento frente a la caída sufrida el ejercicio anterior. La industria, sin embargo, no consiguió alcanzar la media autonómica y acabó el año con un aumento del 1,3 por ciento, tres décimas menos que en 2017.