Los tres nogales de Remigio

P.C.P.
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Zalduendo planta un árbol en el paraje de Villalbura para sustituir al imponente ejemplar que se llevó una tormenta y potenciará la romería del 11 de junio, la antaño famosa Feria de la Criadas

Julián Burgos (i.) y Juan Luis Gil, alcalde de Zalduendo, ayudaron a plantar el nuevo nogal de Villalbura junto a varios vecinos. - Foto: Luis López Araico

Tres nogales jalonan la vida de Remigio Burgos. El primero no lo plantó él, sino los moros, según reza la tradición oral en Zalduendo, y fue uno de los árboles singulares de la provincia hasta que una tormenta acabó con lo poco que quedaba en pie. El segundo ya le pilló octogenario y apenas ha levantado tres palmos del suelo. No como su bisnieto Alejandro, que no para de crecer y ya se siente mayor para tirar de azada y plantar el que será el tercer nogal de Villalbura. 

A sus 90 años, Remigio es el más longevo de Zalduendo y también el que mejores recuerdos guarda de la nogala. "Entre 6 o 7 hombres no la abarcaban", apunta. Bien lo sabe él que muchas noches se quedó a dormir cerca, porque iban a moler allí. "Menudas borracheras", ríe.

En lo que fue esta antigua población, entre Ibeas de Juarros y Arlanzón pero a menos de media hora a pie del núcleo de Zalduendo, se levantan hoy varias casas unifamiliares. De hecho hace unos días, durante la plantación, varios residentes aprovecharon para dar las gracias al alcalde de Zalduendo, Juan Luis Gil, por llevarles el alumbrado a la zona exterior. 
En dos o tres años, según los técnicos de Arni Forestal, la empresa que ha donado el nuevo ejemplar, ya tendrá flor e igual hasta vuelve a cobrar sentido aquella coplilla del Cancionero de Antonio José que cantaban aquí:  

"Virgen de Villalbura,
que bien pareces
con el nogal delante
lleno de nueces".

Mientras, música no va a faltar. El alcalde se ha empeñado en recuperar tradiciones y potenciar la romería del 11 de junio, que antaño se llamaba la Feria de las Criadas. "Queremos habilitar la campa, invitar a los pueblos que entonces participaban, traer dulzaineros...", explica junto al molino que está enfrente, que también se rehabilitó para uso vecinal.

Nada queda, por contra, de la ermita románica dedicada a San Bernabé, que puso fecha a la romería. Remigio vivió muchas y recuerda que venía gente hasta de Salas de los Infantes, tratantes, jornaleros, criadas y amos en busca de tratos que cerrar y también de algún apaño para "el hijo soltero", dice con media sonrisa pícara. "Los gaiteros era de Jaramillo de la Fuente y Atapuerca" y marcaban el ritmo del primer baile, en el que eran las mozas las que sacaban a los chicos. Desde los 16 hasta los 18 que se casó, Remigio salió a bailar aun sin quererlo, por "no quedar mal" con la moza. Si le sacan este 11 de junio, tampoco dirá que no.