En busca del pasado romano de Valdivielso

A.C.
-

El equipo del arqueólogo Enrique Dies con el apoyo de Antonio León investiga el posible campamento que desde lo alto de la Mazorra vigiló los caminos durante las guerras cántabras

En busca del pasado romano de Valdivielso

En lo alto de la Mazorra, en el monte de Peña Alta, un recinto amurallado de forma rectangular que ocupa una hectárea, podría convertirse en uno de los yacimientos arqueológicos con más posibilidades de futuro de la comarca. En esta atalaya a 1.267 metros de altura desde la que es posible otear los cuatro puntos cardinales y las principales vías de comunicación que llegan por todos ellos, pudo haber un campamento romano, protegido por muros de tres metros de grosor, que aún se pueden observar, y alturas que podrían haber alcanzado los 6 metros, según los primeros análisis arqueológicos de su arquitectura realizados en la excavación que hoy concluye tras dos semanas de trabajo.

El arqueólogo y doctor en Historia, Enrique Dies Cusi, con el apoyo de sus socias en la cooperativa Alizaz y el investigador del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, Antonio León Castelao, ha dirigido la primera campaña que iba a ser más ambiciosa en tiempo y personal, pero que la pandemia ha obligado a recortar.

Antes de que los alcaldes de las pedanías de Quintana de Valdivielso y Valdenoceda, propietarias del monte, tocaran su puerta y le confiaran esta tarea, Dies había estudiado los trabajos de prospección y detección de los campamentos romanos que desde Cantabria se están realizando en el marco de la investigación de las Guerras Cántabras. A primera vista, antes de comenzar a trabajar sobre el recinto, que cuenta con dos torres, una en cada una de las esquinas de la muralla este y otra más exenta, fuera de la muralla, su forma ya le daba una clara pista, al "ser muy similar a un campamento romano datado en el puerto de San Glorio", que une León y Cantabria. Además de ello, vecinos de Valdivielso han hallado en las cercanías tachuelas de calzado romano (caligae), otra pista que lleva a Dies a sostener una hipótesis que espera confirmar en ésta o en próximas campañas, si halla suficientes evidencias.

Emperador Augusto. El Emperador Augusto vino a estas tierras en persona para combatir a astures y cántabros, apoyado por ocho legiones. "Estamos hablando de casi 50.000 soldados más la legión que llega por mar al puerto de Santander", añade Dies. El campamento principal estuvo en Sasamón. Desde allí Augusto formó tres columnas que avanzaron por el oeste, el centro y el este. "La del este vino por Los Altos, entró por Valdivielso y salió hacia Valdeporres y Cantabria. Estaríamos de alguna manera en el límite", explica.

La campaña de conquista de tierras cántabras duró una década, del año 29 al 19 antes de Cristo, pero cuánto permanecieron los romanos en el posible campamento de la Mazorra es una incógnita. Se trataría de un campamento en un "stativa iniquo loco, es decir, en un lugar complicado", en el que casi con toda seguridad se asentaba "un pequeño destacamento cuya función era muy clara, controlar los caminos", a juicio de Dies. Lo hacían en un alto estratégico, donde el viento azota sin tregua las aspas de los aerogeneradores del parque eólico Peña Alta, durante cuya construcción en el año 2000 dañó sin remedio parte de la muralla norte, al quedar atravesada por una pista. El director de la excavación cree que "en algún lugar relativamente cercano tuvo que haber un destacamento mayor, al que se enviaban señales, en función de lo que se detectara".

Todo indica, a pesar de sus similitudes con un castro indígena, que esta estructura rectangular se acerca a la forma de un campamento romano que después pudieron reutilizar los pueblos indígenas autrigones para proteger allí su ganado de lobos y otros depredadores. Una de las primeras tareas realizadas el pasado octubre con el aval de Patrimonio, Medio Ambiente y las juntas vecinales fue el desbrozado con medios mecánicos manuales de toda la vegetación, que solo se cortó y no se arrancó para evitar remover el terreno. "La sorpresa ha sido la aparición bajo la maleza de muchas estructuras y muros de edificaciones interiores que se conservan", señala este experto de la arqueología de la arquitectura.

También se han realizado fotos aéreas con dron para levantar un plano tridimensional que guiará campañas posteriores. Aún habrán de pasar una o dos más para alcanzar conclusiones antes de tratar de sacar a la luz todo lo que esconde el yacimiento. Dadas las dimensiones y el potencial que tiene, Dies considera que una buena fórmula sería la creación de campos de trabajo que formen arqueólogos, para lo que será necesario suscribir convenios con universidades, siempre que las juntas vecinales de Quintana y Valdenoceda estén de acuerdo.

Viendo el recinto con Dies se pueden ver vislumbrar las estructuras de edificaciones interiores y observar las partes de la muralla que aun se mantienen y muestran la mano del hombre que talló formidables rocas y les dio forma para que las piezas fueran encajando una con otra hasta formar un puzzle inexpugnable. En esta campaña se han analizado los restos del derrumbe de la muralla y cómo se construyó. Con un sondeo muy pequeño se ha podido ver como dos paredes externas contenían el relleno interior. Sobre las rocas realizaban un suelo de tierra compactada, donde poner andamios, y una primera hilada de piedras. También han observado las lascas de trabajo, trozos de las piedras que quedaban tras el modelado de cada pieza.