Las víctimas de ETA se quedan huérfanas tras la muerte de uno de sus más fieles defensores en la última década, de una de las voces más críticas con todos los anuncios de treguas, desarmes y mal llamados procesos de paz que ha lanzado la banda en los últimos tiempos. Frente a toda la retórica de los terroristas y sus aliados políticos, siempre se alzó José Antonio Sáenz de Tejada, que ayer falleció tras una larga enfermedad y hoy ha sido enterrado. El padre de Carlos Sáenz de Tejada, el guardia civil asesinado en Calvià (Mallorca) en julio de 2009, no cejó nunca en su empeño por salvaguardar la memoria de las víctimas y sus familiares ni en su esfuerzo por hallar a quienes mataron a su hijo. Lamentablemente, deja este mundo sin que las investigaciones hayan dado un solo fruto. 

Desde que un coche bomba mató a Carlos y a su compañero Diego Salvá en Palmanova hace ya una década, José Antonio dio un paso adelante y, aunque nunca se sobrepuso al intenso dolor de la pérdida de su hijo, sacó fuerzas de flaqueza para embarcarse en la tarea de "decir las cosas claras y directas" cada vez que ETA daba un paso en su proyecto de disolución. Así, de su boca salieron sentencias del siguiente jaez cuando los terroristas emitieron un comunicado en 2018 para pedir un perdón selectivo: "Lo único que buscan es acogerse a beneficios penitenciarios", dijo en su día, y advirtió de que lo que tenían que hacer los terroristas era "colaborar para esclarecer sus más de 320 asesinatos sin resolver", entre ellos el de su hijo. Y culminaba su reflexión con la siguiente condena: "No olvido ni perdono".

La familia de José Antonio le ha despedido esta mañana en un funeral celebrado en la capilla del tanatorio San José.

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