Cuatro años después de que el rector, Manuel Pérez Mateos, anunciar la implantación del grado en Ciencias Gastronómicas, los plazos de esta titulación continúan dilatándose. Las últimas previsiones de la institución académica, realizadas hace seis meses, situaban su puesta en marcha para el próximo curso, si bien estas se han visto frustradas y ahora ya se mira hacia el siguiente, el 2023-2024, según fuentes del Rectorado de la UBU.
Los primeros retrasos (inicialmente su lanzamiento se anunció para el ejercicio académico 2019-2020) se justificaron en las características de la propia titulación, que se ofertará de forma conjunta entre las universidades de Burgos, León y Valladolid. El hecho de que haya implicados tres campus complica el desarrollo de los planes de estudios, así como la distribución de las materias que se impartirán en cada uno o la disponibilidad de recursos humanos y materiales.
Se han tenido que revisar varias veces esos planes, teniendo en cuenta que en este tiempo se han producido elecciones al Rectorado en las tres instituciones implicadas, además de una pandemia de por medio. Sin embargo, la intención manifestada en mayo de presentar la titulación al Ministerio de Universidades el pasado mes de septiembre para ofertarlo ya el próximo curso no se cumplirá.
Las mismas fuentes explican que las tres comisiones que se ocupan de su implantación e impartición han acordado retrasarlo un año para «afianzarlo mejor», de tal forma que se plantea ya para el ejercicio 2023-2024. Uno de los motivos que alegan es el cambio de normativa, en referencia a la publicación hace dos meses del nuevo decreto para «la organización de las enseñanzas universitarias y del procedimiento de aseguramiento de su calidad». Esto provoca, según explican, que se modifica las estructura de la memoria de los títulos que se presentan al Consejo de Universidades y evalúa la agencia de calidad de Castilla y León (Acsucyl) y la plataforma para adecuarse a estos cambios todavía «no se encuentra adaptada».
Menciones o no. Esta normativa también afecta a las menciones del grado, que dependerá de la Facultad de Ciencias, donde se oferta Ciencia y Tecnología de los Alimentos. En este caso, se había planteado que cada universidad tuviera su especialidad, mientras que ahora existen dudas de si será posible mantener esa especificidad como tal o esta tendrá que ofertarse a través de materias optativas en cada centro. Con todo ello, el trabajo actual se centra en «rematar» el plan de estudios y a partir de ahí «estudiar y plasmar los medios materiales y los recursos humanos», además de la elección de las asignaturas que impartirá cada una de las instituciones académicas.
Estos estudios cuentan desde 2017 con el visto bueno de la Junta y para su diseño se ha tomado como referencia escuelas nacionales de prestigio, como el Basque Culinary de San Sebastián. Están divididos en cuatro grandes áreas, que incluyen fundamentos científicos de la gastronomía, tecnología culinaria, cultura gastronómica, gestión empresarial y nutrición y salud, además de prácticas externas.