Los municipios de Burgos, Aranda y Miranda entrarán en la fase 1 de desescalada -apertura de pequeño comercio, terrazas de hostelería al 50%, lugares de culto al 30%...- cuando no hayan notificado ningún caso de infección por el SARS-CoV-2 durante siete días seguidos. Y como estas ciudades, todas las grandes de Castilla y León, porque esa es la propuesta que la Junta va a presentarle al Gobierno central esta semana. El vicepresidente, Francisco Igea, insistió ayer en que el criterio para avanzar en la recuperación de actividad en toda la región va a ser la ausencia de nuevos contagios durante una semana como mínimo, aunque con diferencias en el ámbito rural y el urbano: mientras que en el segundo caso la delimitación territorial será el municipio, en el primero se mantiene la idea de la zona básica de salud, que es todo el espacio asistencial que abarca un centro de salud.
Igea es uno de los expertos que representan a Castilla y León en el comité formado por el Gobierno de España para planificar el camino hacia la ‘nueva normalidad’ y lleva días declarando que el parámetro que debe guiar la ruta es el de contagio cero. Es un objetivo difícil de conseguir y, de hecho, el vicepresidente de la Junta ya ha rebajado en algo sus exigencias: la semana pasada solo cambiarían de fase las localidades que llevaran dos semanas libres de infecciones y ahora ya se habla de siete días.
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