En los primeros momentos de la pandemia, allá por la tercera semana de marzo, todos los ojos de los gestores sanitarios se volvieron hacia el Hospital Divino Valles dada la virulencia que estaba empezando a tomar la covid-19. El viejo centro sanitario, que lleva años sirviendo de comodín a la sanidad pública burgalesa, cerró sus plantas de hospitalización en el año 2012 y ahora se presentaba como una buena opción por si el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) se saturaba, como entonces parecía más que previsible. Así, la Junta decidió que su uso fuera, en lenguaje técnico como ‘recurso intermedio de transición’ también denominado ‘arca de Noé’, es decir, un lugar donde ubicar a las personas con síntomas de la enfermedad para evitar contagios. Para este mismo fin estaba preparada también la residencia juvenil Gil de Siloé con 112 plazas.
Se procedió, entonces, a equiparlo con 133 camas, doce menos de las previstas y de las que aparecen en el portal de transparencia de la Junta, que no se compraron sino que se reutilizaron las ya existentes. Todas ellas están en las plantas 5ª, 6ª y 7ª que albergaron en su día parte de los servicios de Cirugía del Hospital General Yagüe (con la pionera Unidad de Cirugía sin Ingreso dirigida por el doctor Juan Luis Seco) y de Medicina Interna.
El equipamiento se completó con la puesta a punto de la cocina y las instalaciones de gas (7.156,53 euros), la limpieza (25.662.08 euros), la revisión e instalación de gases medicinales (20.458,86 euros) y la incorporación de servicios complementarios como logística, lencería, etc (19.894,64 euros). En total, una inversión de 73.172,11 euros en espera de que hubiera pacientes que lo necesitaran. Por suerte no ha sido así pero la gerencia del Complejo Asistencial Universitario de Burgos (CAUBU) -que engloba al HUBU, al propio Divino Valles y a Fuente Bermeja- ha decidido mantenerlo equipado por lo menos hasta el próximo otoño por si hubiera un rebrote de casos.
"Viendo la potencia que tiene el HUBU creo que en una situación similar a la vivida no tendríamos que usar el Divino Valles pero si llega un rebrote lo utilizaríamos para que el HUBU siguiera manteniendo en mayor medida su actividad habitual y ordinaria y no tener que suspenderla como ha ocurrido ahora. Si el brote fuera más flojo y tuviéramos que mantener actividad ordinaria sí que haría falta utilizarlo como un drenaje para los pacientes infectados pero no graves", explicó el gerente del CAUBU, José María Romo, quien añadió ser consciente de que las camas que se han utilizado para equiparlo son menos confortables que las del HUBU porque la intención que les ha movido ha sido la de "optimizar recursos y utilizar aquello que fuese preciso pero con un coste razonable".
Cajón de sastre. Durante años el Divino Valles apenas ha sido utilizado al 20% de su capacidad. Allí se ubican, como se recordará, las consultas de Salud Mental y el hospital de día psiquiátrico, además de un quirófano experimental y un animalario de apoyo a la labor investigadora de los profesionales del área de salud de Burgos, el centro de coordinación de emergencias del 112, el banco de sangre, la sede de la Hermandad de Donantes de Sangre, y de forma temporal ha acogido a la orden de las religiosas Hospitalarias en su octava planta. A todo esto se le añadió el pasado 2 de marzo, apenas doce días antes de decretarse el estado de alarma y de confinar a toda la población, la sede del punto de atención continuada (PAC) del Atención Primaria, conocido popularmente como urgencias, uso que se le dio después de meses de una gran polémica en la ciudad.
En cuanto al futuro de las instalaciones, el gerente afirma no ningún tener ningún proyecto hospitalario para el Divino Valles "porque como estructura para enfermos agudos el HUBU es más que suficiente y muy potente, quizás se le puedan dar usos de tipo social y sociosanitario pero eso no me corresponde decirlo a mí".