Uno de cada cuatro pacientes no toma bien su medicación

Angélica González
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El Colegio de Farmacéuticos propone a la Diputación un convenio para ayudar a los pacientes de las zonas rurales a cumplir con el tratamiento que se les pauta en la consulta

Uno de cada cuatro pacientes no toma bien su medicación - Foto: Alberto Rodrigo

Los farmacéuticos lo llaman falta de adherencia al tratamiento y es un problema mundial. Consiste, lisa y llanamente, en no tomar los medicamentos tal y como se prescriben en la consulta médica y, según explica el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Burgos, Miguel López de Abechuco, supone un riesgo para la salud y un importante gasto sanitario. Según los datos que maneja, alrededor de un 10% de los ingresos hospitalarios tienen como origen una medicación mal tomada y en Castilla y León y en Burgos hay un 40% de pacientes que no utiliza su tratamiento siguiendo las pautas que le ha explicado el médico. Las personas más vulnerables son los ancianos -por edad o por pérdida de la capacidad cognitiva- y aquellas que utilizan muchos fármacos a la vez: «Se habla de que el riesgo aumenta cuando el número de medicamentos que se han de tomar superan los cinco. También hay gente joven que por desconocimiento o por falta de atención o por no darle importancia a su propia patología no se toman los medicamentos correctamente, y pongo un ejemplo, alguien con colesterol o hipertensión que no se encuentre mal, que no tenga síntomas y por tanto entienda que no se tiene que tomar las pastillas».

López de Abechuco, que reconoce que no es un asunto sencillo de solucionar, afirmó que las administraciones sanitarias conocen el problema, están preocupadas por él e intentan atajarlo por medio de campañas. Además, destacó la labor de las farmacias a la hora de ayudar a corregirlo: «El papel que jugamos es fundamental. Primero por la confianza que nos tienen los pacientes y también por la cercanía y la accesibilidad. Además, realizamos una importante labor de información: ningún paciente se va de una farmacia sin saber cómo tiene que tomar sus medicamentos».

Hace unos años, el   Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León puso en marcha junto al Sacyl un programa de atención al paciente polimedicado, precisamente para evitar que la gente dejara sus fármacos. En toda Castilla y León participaron 4.400 pacientes y, de ellos, 450 en Burgos en ocho zonas básicas de salud, pero no se desarrolló todo lo que estaba previsto ya que coincidió con los años centrales de la crisis: «La idea era trabajar de forma conjunta con el personal médico y de Enfermería con los pacientes que más problemas presentaran. Pero seguimos queriendo colaborar en esta línea porque la coordinación y la comunicación entre profesionales sanitarios son fundamentales para atajar la falta de adherencia al tratamiento».

En este sentido, explica que uno de los momentos más críticos es cuando una persona que tiene un tratamiento es ingresada en el hospital y sale con nueva medicación o distinta o incluso le han cambiado el nombre a fármacos que ya tomaba: «En ese caso es absolutamente imprescindible que farmacéuticos y médicos hablemos. Debería haber un registro único, accesible y actualizado de la medicación del paciente. A veces, con la receta electrónica, nos llega la hoja de medicación y es una herramienta muy útil».

Por estas razones, el Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León va a volver a presentar a la Junta una iniciativa similar. También tienen la voluntad de impulsar el uso de los denominados sistemas personalizados de dosificación (SPD) a través de los cuales el farmacéutico estudia la pauta de medicación del paciente, se la organiza para un mes en casillas ordenadas para que le sea más fácil tomársela y controla todos los cambios que pueden darse y si realmente sigue bien la pauta médica. «En el País Vasco, a las farmacias que lo hacen el gobierno autonómico les paga 30 euros por paciente, aquí no existe este servicio financiado pero si alguien lo quiere lo puede solicitar en las farmacias aunque son muy pocas las personas que lo piden porque no se conoce demasiado», cuenta el presidente.

En el año 2016 el Consejo desarrolló el denominado Proyecto Dioscórides, en el que participaron 60 farmacias, cinco de ellas burgalesas, y que evaluó la eficiencia del protocolo de elaboración de SPD en pacientes crónicos polimedicados: «Se hizo un seguimiento de seis meses a un grupo de pacientes para detectar incumplimientos terapéuticos y ver qué mejoras se podían dar en la salud si se hacía bien y se vio, entre otras cosas, que los pacientes incluidos mejoraban significativamente sus datos de glucemia basal y presión arterial tras la intervención de los farmacéuticos». Por otro lado, se calculó en 15,2 euros por paciente y mes el ahorro al eliminar duplicidades de medicación no necesaria y ajustar la adherencia «y esto supone un ahorro cercano al 15% de coste medio de la medicación de cada paciente». Se conoció también que un 43,8% de pacientes recogía más medicación de la que necesitaba y un 10%,  menos de la que le era precisa.

A la vista de estos datos, el Colegio de Farmacéuticos de Burgos ha presentado una propuesta de firma de un convenio de colaboración con la Diputación para el desarrollo de un proyecto de mejora de la atención farmacéutica que se presta en el ámbito rural. «El objetivo es facilitar el acceso de servicios profesionales farmacéuticos a personas a las que se detecten problemas de cumplimiento de su tratamiento farmacológico y así planificar estrategias para la dispensación de forma personalizada en sistemas multidosis. El farmacéutico prepararía los medicamentos con formato blíster y de este modo se aseguraría la utilización correcta», explica el presidente de la entidad colegial, que considera esta iniciativa de especial importancia para  los pacientes que tienen prescritos varios fármacos (polimedicados) o que por su patología no tengan habilidades para la preparación y administración de la medicación, que suelen ser personas mayores que viven solas.

A la espera de que la institución provincial dé una respuesta, López de Abechuco resalta que se trata de una colaboración «de gran importancia social y sanitaria porque contribuye al asentamiento de la población y a la continuidad de las farmacias en el medio rural, por un lado, y mejora la salud y el control de los pacientes, por el otro».