Un tren lanzadera que conecte la provincia a lo largo de su principal corredor de comunicaciones, de Aranda de Duero a Miranda de Ebro, y con 5 paradas en otras tantas estaciones para dar servicio a una población potencial de más de 255.000 habitantes. Esta es la idea que acaba de lanzar la sección ferroviaria de CGT, que busca el apoyo de la Diputación Provincial y de los ayuntamientos, a los que facilitará un borrador de moción tipo para aprobar en pleno, dirigida al Adif y al Ministerio.

El servicio tendría varias frecuencias a lo largo del día y paradas en Lerma (2.556 vecinos), Villagonzalo Pedernales (1.785), Burgos Rosa de Lima (176.418), Briviesca (6.675) y Pancorbo (436)», lo que a juicio del sindicato ayudaría a «mejorar la movilidad de la ciudadanía», siempre que «los horarios sirvan para que puedan acudir a clase, a sus trabajos o al hospital», apostillan.

«No hay ningún tipo de comunicación, ni por carretera ni por ferrocarril», que enlace la provincia, explica un portavoz de CGT, que subraya la discriminación de Burgos y los recortes de las Obligaciones de Servicio Público.«En la mayoría del Estado están diseñados servicios de cercanía y de media distancia que aquí no tenemos», y apunta al abandono en el que se encuentran estaciones como Quintanapalla o Estépar.«Ya no digamos la línea de Aranda», subrayan en referencia al Directo. 

La propuesta fue realizada en abril en el seno el comité provincial de Renfe de Burgos, sobre la base de uno de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, que abogar por «construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación». Ese órgano se reúne cada dos meses, por lo que hasta finales de junio no se conocerá una respuesta que el operador ferroviario ha pedido ofrecer por escrito, porque excede del ámbito provincial. Antes, CGT quiere darla a conocer.

La propuesta surge en un momento oportuno, en el que se han planteado el debate por cobrar por circular en vías de alta capacidad, como las del eje Aranda-Miranda.  «Todo usuario del ferrocarril ya está pagando en su billete un sobrecoste por el mantenimiento» de la infraestructura. Ese peso se reparte mayormente entre el usuario y en las operadoras, lo que hace que el precio nunca sea competitivo con respecto al viaje por carretera.