La hora de Christian

A.G.
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La Fundación Mayo Rey trae a Burgos a un niño de 5 años al que se operará en el HUBU de un linfangioma que le deforma el cuello

Christian, con su padre, en una imagen en la que se puede apreciar su patología.

Forma parte de un acuerdo no escrito, de un ‘pacto entre caballeros’ como lo suele definir Emilio Sastre. Hace ya más de diez años que periódicamente el Hospital Universitario de Burgos interviene quirúrgicamente a niños de Camerún (de forma puntual han sido procedentes de otros países africanos y asiáticos) afectados de graves patologías que les hacen la vida muy difícil, que no les permiten la escolarización o que les elevan las posibilidades de una muerte más o menos cercana. Para ello, la Fundación Mayo Rey que preside este pediatra incansable ha contado siempre con la complicidad de la gerencia del centro y la imprescindible colaboración generosa de cirujanos, anestesistas y personal de Enfermería del centro sanitario que nunca se han opuesto a incorporar un caso más a sus siempre complicadas listas de operaciones y, más bien al contrario, han participado de forma entusiasta.

Ahora, cuando hace apenas unos meses que la última paciente africana, Netouchi Pavane, de 9 años, ha vuelto a su casa totalmente repuesta de la lesión que le impedía caminar con normalidad gracias a la intervención a la que fue sometida por parte del equipo de Cirugía Plástica, la Fundación está esperando la llegada de Christian Louapambe, de Djaloume (Camerún), que se producirá entre diciembre y enero.

Se trata de un niño de 5 años que sufre un linfangioma quístico. Será operado en el HUBU y vivirá durante el tiempo que dure su convalecencia en la casa de una familia burgalesa que de forma voluntaria ya ha acogido a otros pequeños. Esta patología es un tumor benigno muy infrecuente que aparece sobre todo en la región cervical -es el caso de Christian- y que va aumentando de tamaño hasta poder invadir zonas delicadas del organismo. "Allí no se han atrevido a intervenirle porque se necesita una pericia inmensa ya que roza la carótida y puede resultar peligroso", explica el pediatra Sastre que, como en el resto de los casos, se encontró con este niño de una forma casual hace dos años.

Cuenta que el pequeño estaba con un cura polaco, el padre Ludwig, viejo conocido de Sastre que lleva más de 20 años en Camerún echando una mano en lo que puede, al que se encontró en una misión de monjas polacas a 30 kilómetros de Rey Bouba, población en la que está el hospital de la Fundación. "Le pedí que le hicieran un escáner y que nos le trajeran a nuestro hospital donde vimos el riesgo de que no se le realizara la operación correctamente. Así que decidimos traerle a Burgos y ha sido el padre Ludwig el que se ha ocupado de todas las gestiones, que son muchas. Esperamos que en no más de un par de meses pueda estar en Burgos".

El coste de traer a Christian a Burgos ronda los 3.000 euros, cantidad que se destina a los gastos de gestión ya que ni la estancia ni los cuidados médicos y de Enfermería (que se hacen fuera del horario laboral de los profesionales) los paga la Fundación, que tiene un  número de cuenta por si alguien quisiera hacer una donación, ES6321003338082200025727 para impulsar esta acción.

Mientras tanto, Sastre se felicita de lo bien que fue la intervención de Netouchi Pavane pero, sobre todo, de que la niña haya vuelto a su casa. "Este es el objetivo que nos proponemos, que su presencia en Burgos sea lo más corta posible porque los críos lo que quieren es estar con sus familias. El encuentro de esta niña con su padre, por el que tiene devoción, fue precioso. Le pregunté si quería volver a España, a Burgos y ella me contestó tajantemente que no, así que para nosotros, misión cumplida".