Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Sobre las tablas del Congreso

03/11/2021

La sesión de la Comisión Constitucional para evaluar la idoneidad de los cuatro candidatos propuestos por el PP y el PSOE para renovar el Tribunal Constitucional ha sido calificada por algunos portavoces de los grupos parlamentarios de la oposición como una representación, "un teatrillo" que se estrena cada vez que se trata de analizar la valía de los candidatos a ocupar un puesto en los órganos constitucionales porque vienen precedidos por la designación de los partidos que pueden acumular el voto de los 210 diputados necesarios para su nombramiento.

La función sobre las tablas del Congreso puede ser más o menos buena no tanto por la interpretación de los actores, de los que no se discute su calidad técnica, sino por el casting realizado previamente, por el trabajo entre bambalinas que los ha llevado a figurar en el cartel. Y en este caso la elección de los futuros magistrados del Tribunal Constitucional no ha podido tener más contraindicaciones porque toda su carrera en las instituciones se ha desarrollado por ir de la mano de los partidos que ahora los aúpan al órgano intérprete de la Constitución, después de haber pasado por el órgano de gobierno de los jueces. En este caso, además, el teatro se encontraba sin el aforo completo porque ´Ciudadanos, Vox, PNV, ERC y Bildu han abandonado sus butacas.  

Urgidos por la necesidad de que se produjeran renovaciones en algunos órganos constitucionales, ni el PSOE ni el PP se han molestado en disimular y todos han hecho el ejercicio político de tragar sapos sin descomponer el gesto. El PSOE, al admitir a dos candidatos, el catedrático, letrado de las Cortes y abogado con despacho privado, Enrique Arnaldo y Concepción Espejel, de probada sintonía con el Partido Popular, y en el primero de los nombres, además, exonerado por prescripción de un delito relacionado con la corrupción del PP, y a este respecto, muy interesante su reflexión sobre no convertir a nadie "en un eterno sospechoso". Ambos se han aplicado en apuntalar su independencia e imparcialidad frente al poder con respecto a cualquier instrucción política. Pero nunca como en estos casos es necesario aplicar la máxima de la mujer del César que no solamente hay que ser honrados, lo que no está en discusión, sino parecerlo y eso es harina de otro costal. El Partido Popular también ha debido aceptar un candidato del entorno de Unidas Podemos, Ramón Sáez, e Inmaculada Montalbán, del entorno socialista, sin rechistar.

Por supuesto, ninguno de los dos partidos se ha creído el cuento de la despolitización de la justicia como demuestra la elección de sus candidatos, que son de los que se aprestan a la batalla y que harán muy difícil que las sentencias del Constitucional se alcancen la unanimidad, aunque siempre hay que conceder el beneficio de la duda y esperar que los bloques se rompan como ha ocurrido en varias ocasiones con sus últimas resoluciones.

Los cuatro candidatos declarados idóneos en el Congreso no alterarán la mayoría conservadora establecida en el Tribunal Constitucional, que solo variará si se produce la siguiente renovación en la que corresponde designar dos magistrados al Gobierno y otros dos al CGPJ en el mismo bloque. Pero sin renovación del órgano de gobierno de los jueces no habrá cambios en el alto tribunal. Otro sapo que se ha podido tragar el PSOE.