"Los escritores queremos que nos lean y esta medalla ayuda"

ADRIÁN DEL CAMPO
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El escritor argentino, Marcelo Luján, habla sobre su obra 'La Claridad', con la que acaba de ganar el Premio Ribera del Duero, y de su trayectoria en el mundo de la literatura, donde describe los concursos como las cribas que de verdad sirven

El escritor argentino Marcelo Luján. - Foto: Agencias

Marcelo Luján es el ganador del VI Premio Ribera del Duero de Narrativa Breve. Hace unas semanas recibía el prestigioso galardón gracias a su obra La Claridad, un conjunto de cuentos que se adentran en los deseos inalcanzables, los miedos, el amor... El autor argentino pero afincado en Madrid no es un novato en estas lides, en su trayectoria los concursos han sido siempre un trampolín que ha sabido aprovechar. Antes de empezar a hablar sobre su último salto, recuerda aquel niño que un día fue y que se enganchó a la lectura a partir de un regalo de Reyes que no había pedido, un libro de Julio Verne. Con tan solo 8 ó 9 años se obsesionó con el literato francés, solo quería ser como él. El paso del tiempo no le ha alejado de aquel pequeño y hoy también es profesor de la Escuela de Escritores. Allí enseña a dar vuelo a las experiencias personales para alejarse de ellas y sumar calidad a las creaciones. Toda esa experiencia alrededor de los libros se desprende de cada una de sus respuestas.

Para usted, ¿fue una sorpresa ganar el Premio Ribera del Duero o se presentó pensando que tenía opciones reales?

Opciones de ganar no porque uno de los elementos importantes a la hora de presentar es que hay que presentar con escepticismo. Hay mucha gente que compite, hay gente que escribe muy bien, gente que incluso escribe mejor que nosotros, y eso tenemos que saberlo. Lo importante es seguir trabajando y mejorar. Entonces, presentar con escepticismo, siempre, y fue lo que yo hice. Tardé más de tres años en escribir este libro. Coincidió que tenía el libro más o menos terminado cuando salieron las bases del premio, así que lo revisé un poco más, quité un cuento que no era inédito y lo presenté porque por supuesto es el gran premio al que todos los escritores y escritoras, sobre todo cuentistas, queremos optar. El prestigio de este premio es altísimo y es un honor para mí haberlo ganado.

Que confiaba en el texto, sí, confiaba mucho porque yo tengo muchos años y entiendo bastante cómo se escribe ficción e intenté escribir un libro, y escribir un libro no es lo mismo que juntar seis cuentos. Tenía mucha confianza en esa variable, si evalúan los libros, en tanto libro, es un libro que funciona. Luego gané por unanimidad el premio, que es el máximo piropo que se puede tener a estos niveles.

Fernando Aramburu parece haberse enamorado de La Claridad, ¿cómo recibe sus elogios?

La verdad que cuando lo escuchaba hablar en la rueda de prensa, yo no había oído hablar al jurado de un libro nunca, y yo estaba alucinando de los piropos que le decían al libro y a la técnica de escritura que tiene, y claro, en personalidades como Fernando Aramburu es un subidón y una alegría. Uno dice, lo habré hecho más o menos bien. Estas son las cribas que sirven. En este caso escritores muy consagrados, que no te conocen, que te leen y te dicen, lo has hecho muy bien. No es lo mismo que te lo diga un cuñado...

La Claridad son seis cuentos oscuros, por decirlo así, luego el título es totalmente opuesto, ¿a qué se debe este juego?

Justamente es un juego, un planteamiento que le hago al lector para mostrarle los claroscuros, que es uno de los grandes elementos que recorre todo el libro. A mí me gusta mucho mostrar la oscuridad de nuestra sociedad, el mal, por qué hacemos daño, movimientos que estamos muy habituados a ver, y siempre me gusta plantear estos hechos extraordinarios, a veces desgraciados, en personajes comunes y sobre todo en escenarios cotidianos. No me interesa qué le pasa a un soldado en la batalla de Stalingrado, porque evidentemente es un escenario negro y donde la muerte está todo el tiempo recorriendo. El problema es si te pilla una bala en un parque cuando estás con tu hijo en el tiovivo, ese es un problema, porque no lo esperas. Entonces tenemos el eje de la oscuridad en algún hecho extraordinario rodeado de luz. Ese es el juego de claroscuros que plantea este libro en todas las historias.

¿Qué ha supuesto para usted el Premio Ribera del Duero? ¿Lo ha celebrado con vino de la DO?

Por supuesto que lo he celebrado, en la misma rueda de prensa. Además, la Denominación de Origen me ha regalado un botellón precioso con una etiqueta especial del premio, y bueno, ya lo estuvimos degustando. Ya le dije a los organizadores que de aquí al último instante de mi vida mientras esté en España y tenga acceso a elegir denominaciones de origen, siempre voy a comprar Ribera del Duero. Eso es un compromiso que ya lo tenía antes, pero ahora no hay discusión y no se elige ningún otro (risas). Por gratitud también de apostar por la literatura, la cultura, en una DO, que habitualmente no se hace eso.

El premio desde lo personal es una alegría enorme y un honor formar parte de este círculo y este palmarés al que me uno como autor, y luego, lo más importante de todo, que es el libro. Los escritores lo que queremos es que nos lean, y cuando uno tiene esta medalla va a llegar más al lector, hay mucho más movimiento. Incluso por curiosidad, el lector va a decir, a ver qué hizo este tipo que ganó este premio. El libro es lo más importante y el premio es fundamental para ese feedback.