Ruina en varios edificios del Santander-Mediterráneo

F.T.
-

Adif tiene cedidas o arrendadas un total de 35 instalaciones -estaciones, muelles de carga y casillas- a lo largo del trazado del viejo ferrocarril, mientras otra decena languidece por falta de interés en su conservación

La estación de Campolara es un buen ejemplo de abandono. - Foto: Patricia González

La transformación de buena parte del trazado del ferrocarril Santander-Mediterráneo en vía verde no ha servido para frenar el progresivo deterioro que arrastran desde hace décadas muchos de los inmuebles que salpican la que fuera línea férrea, hoy ruta para senderistas y ciclistas, testigos del olvido de unas administraciones que, en el mejor de los casos, han dejado en manos de ayuntamientos y particulares estas construcciones símbolo de progreso y modernidad cuando se levantaron. En las que no están cedidas ni arrendadas, una decena, la ruina sigue avanzado inexorablemente y se han convertido en  escombreras casi irrecuperables.

En la actualidad, el administrador de infraestructuras ferroviarias (Adif), propietario de la línea y de sus construcciones, tiene cedidos o arrendados, algunos con carácter indefinido, un total de 35 edificios, como estaciones, muelles, almacenes, casillas ferroviarias y locales, a lo largo de toda la provincia, es decir desde Hontoria del Pinar hasta Cidad-Dosante. Estos son los datos que se desprenden de la respuesta parlamentaria que han recibido los senadores burgaleses Javier Lacalle y Cristina Ayala al preguntar por la situación jurídica y administrativa de las estaciones de la línea en la que existe algún tipo de cesión o alquiler a terceros. 

«Hay mucha inquietud en la gente de los pueblos porque en ocasiones esos inmuebles son ocupados por gente desconocida y se preguntan si están alquilados o cedidos por Adif», manifiesta Lacalle, quien recuerda que solo dieciocho estaciones de viajeros, de las más de treinta contabilizadas a lo largo de la línea, están cedidas o alquiladas. «Se ha rehabilitado para otros usos como centros o casas de turismo rural, albergues o viviendas particulares», afirma, a la vez que lamenta el abandono de los edificios no arrendados, en los que no se ha realizado ningún trabajo de mantenimiento desde que hace tres décadas cerrará definitivamente el Santander-Mediterráneo.

Esta situación de abandono, en la mayor parte de los casos, ha llevado a las estaciones y construcciones aledañas a un estado de ruina casi total, como ocurre en Cabezón de la Sierra,Castrillo de la Sierra, Campolara, Cidad-Dosante o Sotopalacios. En la estación de esta última localidad, la semana pasada se registró un incendio que, aunque no causó daños en la estructura del edificio, destruyó la cubierta y ha puesto de manifiesto la necesidad de intervenir en estos edificios abandonados a su suerte para evitar alguna desgracia, manifiesta el alcalde de la Merindad de Río Ubierna, José María del Olmo, quien espera que Adif  adopte medidas «porque la propiedad es de ellos», y por lo tanto están obligado a la conservación de los inmuebles. Del Olmo, que además de alcalde es presidente del  consorcio que gestiona la vía verde del Santander-Mediterráneo entre Quintanadueñas y Dueñas, recuerda que en la misma situación que la estación de Sotopalacios, es decir sin arrendar ni ceder, se encuentran las de Peñahorada y Lermilla, también en este tramo de la vía.

Para rehabilitar o acondicionar estas estaciones abandonadas, apunta Lacalle, «se necesitan inversiones potentes», debido a su lamentable estado y porque en muchos casos esos inmuebles no están conectados a la red de abastecimiento de agua de los pueblos, utilizaban pocos, y se encuentran alejadas de los casos urbanos.

El futuro de estas estaciones e inmuebles abandonados, son numerosos los almacenes, muelles de carga, casetas y casillas que salpican el trazado, lamentablemente, no es nada esperanzador y, salvo milagro, están condenados.

Contratos en  vigor. En el polo opuesto se encuentran las 35 construcciones arrendadas o cedidas por Adif a a terceros, ya que se supone que en las mismas, aunque algunas estén sin uso, se llevan a cabo labores de mantenimiento y conservación. En esta situación se encuentran las estaciones  y casillas de Hontoria, Rabanera, Salas de los Infantes, La Revilla, Barbadillo del Mercado, Cascajares de la Sierra,Los Ausines y los seis edificios de Modúbar de la Emparedada, estos últimos con un contrato indefinido, al igual que el edificio de viajeros de Lences, el muelle de Nofuentes, y la estación y casilla ferroviaria de Santelices. 

En el resto de arrendamientos y cesiones tienen fecha de caducidad, como en el caso de la casilla de Sotopalacios, ocupada como vivienda, cuyo contrato terminó el 31 de diciembre pasado. En febrero también finaliza el contrato de la casilla de Horna-Villarcayo, mientras que para la demás edificaciones las fechas establecidas en los arrendamientos varían, siendo el más largo de los dados a conocer por Adif el de la estación de Oña, que comenzó en 2017 y se prolongará hasta diciembre de 2031.