Un premio verde con estatuilla eco

ALMUDENA SANZ
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Manu Revilla, alma de la empresa Resistible, aplaude que el Ministerio para la Transición Ecológica dé ejemplo y confíe en su firma para el diseño y fabricación de los Premios Europeos de Medio Ambiente, entregados por el rey Felipe

Manu Revilla sujeta un ejemplar del trofeo hecho para los Premios Europeos de Medio Ambiente. - Foto: Patricia

Manu Revilla expresa sin disimulo su alegría por ver a empresarios de relumbrón de toda España con una estatuilla realizada con sus propias manos en el taller Resistible, una empresa puesta en marcha hace ya unos años que dio la vuelta al mundo con sus ataúdes de cartón y que, aunque continúa con sus quehaceres funerarios, se ha convertido en una referencia en el diseño de trofeos originales y ecológicos, en los que ahora vuelca todos sus esfuerzos. Reconoce que le hizo ilusión la llamada de la Fundación de la Biodiversidad, con la que ya había trabajado en el diseño de unos galardones para el fomento del empleo verde, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, para encomendarle los Premios Europeos de Medio Ambiente, entregados esta semana por el rey Felipe VI a 25 empresas españolas que contribuyen a construir un planeta más sostenible. 

«Es un encargo muy importante porque con la elección de nuestra empresa, el Ministerio pone en valor la digitalización apoyada en la sostenibilidad y el equilibrio territorial, un mensaje que están lanzando desde la Unión Europea. Las instituciones deben implicarse en que no todo se quede en Madrid o Barcelona y que se pueda trabajar con firmas ubicadas fuera de estos grandes núcleos, que también supone un recurso interesante para la España vaciada, siempre que se la dote de conexión a internet», resalta y considera que una compañía como la suya hubiera sido inviable en una gran urbe. 

Revilla reflexiona mientras acaricia una de esas estatuillas entregadas por el monarca y rodeado de otras distinciones con su huella. Su carrera ha sido ascendente y el boca a oreja, su mejor campaña de márketing. Le duele, por lo del paso del tiempo, decir en voz alta que la primera vez que le confiaron la realización de un trofeo de cartón fue hace 21 años. La memoria no le falla. Su primer encargo data de 1999 y llegó del servicio de Deportes de la Universidad de Burgos. Pilar y Natalia Domingo le lanzaron el reto. «Fue muy potente porque se rompía con el paradigma de trofeo», anota. 

Ahí empezó todo. Después vinieron otras instituciones públicas y empresas privadas, tanto de Burgos como del resto de España. La lista se alarga hasta el infinito y más allá: Federación Española de Aeróbic, Cámara de Comercio, Iberdrola, Fundación Coca Cola, Federación Española de Fabricantes de Papel, Ecoembes, Ayuntamiento de Burgos, El norte de Castilla, Sodebur, Fundación Caja Rural, la farmacéutica Roche... 

«Poco a poco la gente te iba viendo. ¡Y eso que entonces no había redes sociales! Se fue extendiendo como si fuera una mancha de aceite», rememora y destaca la libertad de creación con la que opera al tiempo que es un trabajo en continua comunicación con la sociedad que quiere dejar su huella en esa pieza, siempre original y sostenible, o, como ilustra su creador cuando se pone cosmopolita, ecofriendly.