Los agricultores sufren por las limitaciones en la caza

M.H. (SPC)
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Castilla-La Mancha y La Rioja ponen imposible realizar controles de población de fauna salvaje y Castilla y León padece por las restricciones de movimientos impuestas en las comunidades colindantes

Los agricultores sufren por las limitaciones en la caza

Los agricultores están obligados a lidiar con muchos factores en su oficio. El clima, la administración, los precios de los insumos, las cotizaciones de su producción… Y la propia naturaleza. No se puede olvidar que los cultivos no están aislados en zonas protegidas ni mucho menos, sino que comparten espacio con la fauna y la flora locales y las interacciones entre ambos son inevitables.

En muchas las ocasiones esto no supone un problema. Cuando la población de animales está controlada, las pérdidas en los cultivos son despreciables y asumibles. Sin embargo hay determinadas especies cuyas poblaciones están disparadas en algunas zonas y suponen un auténtico quebradero de cabeza para los labradores. La más mediática, seguramente por sus cada vez más frecuentes apariciones en entornos urbanos, es el jabalí, pero no es la única. El ciervo, el corzo y, sobre todo, el simpático conejo, son capaces de arruinar cosechas y vendimias a lo largo y ancho de España.

Hasta hace poco, comunidades como Castilla-La Mancha, La Rioja o Castilla y León permitían, sin apenas trabas, la movilidad con fines cinegéticos, sobre todo con especies como las nombradas, potenciales causantes de serios daños en los cultivos. Sin embargo, la complicada situación epidemiológica actual, con una altísima tasa de contagios en todo el país, está cambiando esta situación, para desgracia de los agricultores y también de los empresarios del mundo cinegético.

Así, la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Castilla-La Mancha ha denunciado que, tras la resolución aprobada a finales de la semana pasada por el Gobierno regional que limita la movilidad de los cazadores, que no podrán desplazarse entre términos municipales, la Junta «ha optado por complicar aún más el control de los daños de conejos y caza mayor en los cultivos agrarios en lugar de facilitar y buscar soluciones que acaben con este gravísimo problema». ASAJA ha lamentado que, después de que el pasado 27 de noviembre la Junta publicara una resolución en la que declaraba como actividad necesaria la caza de diversas especies y permitía la movilidad para practicarla en terrenos con sobreabundancia de estos animales, el pasado jueves «daba marcha atrás» y publicaba una nueva resolución restringiendo la movilidad, según ha denunciado la organización agraria.

La publicación de esta resolución ha generado, afirman, una «gran incertidumbre» entre los agricultores «por su falta de claridad y por las exigencias y requisitos que establece para realizar el control de las especies que generan daños». A esto se suma que, como consecuencia del temporal, los campos se han mantenido cubiertos de nieve agravando la situación, ya que los conejos, con los pastos ocultos por el manto blanco, han tenido que alimentarse con viñas, olivares jóvenes y pistachos, causando auténticos estragos.

ASAJA Castilla-La Mancha ha aclarado que no se trata de una cuestión de ocio como algunos quieren hacer ver, sino de una necesidad urgente que además se hace «cumpliendo todos los requisitos necesarios por los protocolos del COVID-19». La organización agraria ha explicado que no entiende cómo un día se alaba la acción de los agricultores, cuando se echa mano de ellos para limpiar las calles y carreteras y, al siguiente día, se les ponen trabas y dificultades. Asimismo ha advertido, además, de que impedir que se lleven a cabo monterías supone que no se puedan cumplir los planes técnicos de caza y «que la próxima primavera veremos más daños de caza mayor en la agricultura y un aumento de los accidentes de tráfico».

Y es que el problema no está solo en los daños que se produzcan de inmediato, mientras no se caza. Lo más preocupante es que todos esos jabalíes y conejos que queden sin cazar procrearán esta primavera. Y cuando esto ocurra los daños y los accidentes de tráfico experimentarán un tremendo aumento y volver a la situación anterior no será tan sencillo. Y todo esto sin tener en cuenta el perjuicio económico que se le causa al mundo rural y los miles de puestos de trabajo que se ponen en riesgo al prohibir una actividad que no entraña riesgo de contagio.

Ante esta situación, la Federación de Caza de Castilla-La Mancha y la Asociación de Propietarios Rurales para la Gestión Cinegética y Conservación del Medio Ambiente (Aproca) han solicitado en una carta al presidente regional, Emiliano García-Page, la activación de medidas de carácter urgente que puedan reactivar el sector cinegético, que aporta 634 millones de euros al Producto Interior Bruto (PIB) de la región y mantiene 23.000 empleos anuales.

En primer lugar, han solicitado la apertura inmediata de la actividad cinegética en la región para control de sobrepoblaciones conforme estaba establecido en la anterior resolución del pasado mes de noviembre. Y, por otro lado, debido a todos los problemas que ha habido desde el inicio de la temporada, le han solicitado al presidente regional la ampliación de la temporada cinegética una semana más para el ciervo, alguna más para el jabalí y un mes más para cuarteles comerciales en caza menor, incluido el reclamo.

Castilla y León y La Rioja.

Aunque Castilla y León no ha puesto trabas a la actividad cinegética, ha sufrido las impuestas en otras regiones. El Gobierno castellanoleonés no ha impedido cazar ninguna de las cuatro especies más conflictivas en ningún momento (salvo el corzo durante el confinamiento primaveral), pero la realidad es que a esta autonomía se desplazan muchas escopetas de otras vecinas, en especial País Vasco, Cantabria y Asturias, cuyos habitantes sí han sufrido restricciones para salir de su territorio. Esto se ha traducido, sobre todo en zonas del norte de la comunidad, en que muchas áreas apenas han sido cazadas y se han dejado de eliminar cientos de jabalíes que, llegada la primavera, criarán y causarán mayores problemas de sobrepoblación de los que ya existen, con inevitables consecuencias para la agricultura.

Por lo demás, y a pesar de las restricciones para moverse entre provincias, el control de poblaciones de conejo, jabalí, ciervo y corzo se sigue permitiendo y, con una autorización del titular del terreno cinegético no hay trabas para moverse entre territorios dentro de la comunidad, aunque suponga salir de la propia provincia.

Esto no ocurre en La Rioja, donde, ante la alarmante transmisión del virus, se prohibió la semana pasada toda actividad cinegética sin excepción, según explican desde el departamento de Caza del Gobierno regional. Esta restricción se mantendrá, al menos, hasta el 23 de febrero. El problema es que, aunque ahora mismo no es el momento más crítico para los cultivos, en pocas semanas comenzarán los desarrollos vegetativos de las plantas y, si no se han controlado las poblaciones de corzos o conejos, un cultivo tan importante como el viñedo puede sufrir graves consecuencias. Por no mencionar los abundantes daños al cereal en algunas comarcas de esta comunidad autónoma.

En ese sentido se ha manifestado ARAG-ASAJA, que insiste al Gobierno de La Rioja en la «necesidad» de que la caza sea declarada actividad esencial para evitar daños a la agricultura y la ganadería. La organización solicitaba al ejecutivo regional después de la prohibición que, al menos, autorice la movilidad para el control cinegético con el fin de reducir y prevenir los daños en los cultivos agrícolas, evitar el riesgo de propagación de enfermedades desde ciertas especies al sector ganadero (tuberculosis, brucelosis...), así como reducir los accidentes de tráfico causados por cruces de fauna en la calzada. Demanda que, de momento, no parece que vaya a ser satisfecha.