"Yo soy yo con mis microbios"

Noemí G. Gómez (EFE)
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El investigador Andrés Moya firma esta declaración con la que describe el 'DNI de microorganismos' que acompaña a cada ser humano. Es lo que se llama microbiota

La comunidad investigadora lleva una década estudiando la microbiota intestinal, un conjunto de millones de microorganismos que, en su mayoría, acompañan al individuo durante toda la vida. «Yo soy yo con mis microbios», afirma el científico Andrés Moya, para quien definir qué es una «microbiota sana» todavía es un reto.

Este catedrático de Genética de la Universidad de Valencia e investigador de la Fundación Fisabio explica que el estudio de este componente es fundamental en la comprensión del desarrollo del sistema inmune, la prevención de enfermedades infecciosas o el adecuado funcionamiento del cerebro. Y es que ya se han identificado 105 patologías agrupadas en 28 grandes tipos de alteraciones que están vinculadas con desórdenes en la microbiota intestinal -la diabetes o la obesidad-, la microbiota oral, de la piel, tracto urinario o vagina, resume este investigador, también adscrito al Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública.

El cuerpo humano está «invadido» por un gran número de microorganismos que, conjuntamente, conforman la microbiota; el más rico en composición de especies es el intestinal, pero en todo el cuerpo estos organismos juegan un papel fundamental para la salud. Solo el intestino, se estima, alberga 100 billones de microorganismos, sobre todo bacterias de más de 1.000 especies.

Microbiota no es lo mismo que microbioma. Moya argumenta que la primera está formada por el conjunto de microorganismos con los que convivimos permanentemente y los que nos visitan de manera puntual, mientras que el microbioma se refiere solo a los que están siempre.

Como la intestinal es la más rica y compleja es la más estudiada y, aunque se han dado importantes pasos, aún no se comprende bien, por ejemplo, qué tipo de factores genéticos hacen que una persona sea más susceptible a albergar unas bacterias y no otras, y no se ha conseguido establecer qué es una microbiota sana. «Actualmente sigue siendo un reto el poder definir en qué consiste un microbioma/microbiota sana, saber cuáles de esos millones de microorganismos son beneficiosos», afirma Moya, quien recuerda que, si bien hay muchos que son comunes, cada individuo tiene los suyos propios, una especie de «DNI de microorganismos».

Objetivos

Este investigador, que recientemente ha sido distinguido por la Universidad de Alcalá y la Fundación Lilly como Maestro de la VIII Lección Magistral Andrés Laguna en 2019, subraya que uno de los objetivos ahora de muchos laboratorios es lograr desarrollar un test capaz de analizar la microbiota a través de un análisis de heces.

Este es el caso de su laboratorio en la Universidad de Valencia; «el concepto ya lo hemos desarrollado y está publicado», según Moya, que junto a su equipo trabaja ahora en conseguir llevarlo a la práctica clínica. Aún queda, admite este científico, porque hay que seguir investigando qué tipo de microorganismos se pueden alterar y cuáles no con una enfermedad determinada. También falta por comprender si en los niños, los adultos de edad media y los mayores los cambios en la microbiota responden igual, o por qué en una persona obesa sus microbios intestinales son distintos. Por eso, insiste, un primer paso es definir lo que es una microbiota sana: tenemos un conocimiento cada vez más profundo del conjunto de microorganismos que contribuyen de manera saludable a la microbiota intestinal. Completar este catálogo es fundamental para tener un «punto de referencia» que sirva para luego comprender y saber buscar lo que aparece alterado cuando surge una enfermedad.