El capital extranjero paga 6 de cada 10 nóminas en industria

G.Arce
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El grueso del comercio exterior y una buena parte de los 1.200 millones de euros destinados a proyectos de ampliación realizados en los últimos cinco años en Burgos tienen un origen multinacional

Vista parcial del polígono de Villalonquéjar - Foto: Valdivielso

El Burgos industrial no se puede entender sin la inversión extranjera, que ha estado presente en la ciudad desde la postguerra (con la Cellophane, originariamente de capital nacional y belga); la posterior implantación del Polo de Desarrollo, hace más de 50 años, y que continúa en la actualidad. Hoy, el 15% del tejido productivo de la ciudad tiene origen multinacional, un porcentaje que puede parecer pequeño pero que aglutina a las plantillas y las facturaciones más importantes de los polígonos de la capital. Es más, el asentamiento de grandes corporaciones foráneas ha facilitado también que el 49% de las empresas locales, muchas de ellas en su órbita de proveedores y subcontratas, sean de capital netamente burgalés.

La mitad de las 40 empresas con más de cien empleados en Burgos es extranjera, es decir, 6 de cada 10 trabajadores de la industria local operan para compañías con sedes en otros países. En números absolutos son más de 7.600 empleos los que dependen directamente de decisiones que se adoptan fuera de las fronteras nacionales, la mayoría en idiomas que no son el español.

En conjunto, las corporaciones foráneas manejan más de 1.800 millones de euros en ingresos de explotación, según detallan las encuentas realizadas para el libro La industria en el área urbana de Burgos, obra de los profesores de la UBUGonzalo Andrés, Henar Pascual e Ignacio Molina, y que aporta el estudio más reciente realizado en torno a esta implantación extranjera.

Andrés sitúa el gran desembarco extranjero en Burgos en el segundo y tercer concurso de suelo del Polo de Desarrollo, que se desarrollaron entre los años 67 y 69. El primer concurso solo atrajo a capitales vascos, madrileños y también catalanes pero no a los foráneos. «Esperaron a que las nuevas empresas del Polo funcionasen y a ver cómo evolucionaba el régimen franquista y su Plan de Estabilización...».

En los años 80 y 90, con la crisis del petróleo y las reconversiones industriales, se produce una fase muy activa de internacinalización de Burgos. «La obligación de renovarse o morir obliga a muchas empresas a diversificarse y a internacionalizarse.  En estos procesos hay participación de capital extranjero como socio tecnológico».

La empresa burgalesa se asoció a tecnologías y formas de trabajar extranjeras más desarrolladas, aprendió de ellas y mejoró sus procesos para crecer. Ocurrió, por ejemplo, con los hermanos Antolín y los alemanes ZF Lemförder o con Vidriera del Norte (ahora Verallia, de capital francés) que dio su primer paso internacional al asociarse con inversores mexicanos. «Son inversiones que han traído tecnología, aire fresco  y también turismo industrial de extranjeros que vienen a trabajar a la ciudad. Genera un feedback muy importante y dinamiza mucho».

COMERCIO EXTERIOR. Si se analiza el balance de exportaciones del conjunto de la provincia, una buena parte de los 3.200 millones de euros que se obtuvieron con la venta de mercancías al exterior en 2018 fue a parar a las cuentas de las multinacionales, cuyo abanico de actividades y productos está muy diversificado.

La partida más importante de las exportaciones, la farmacéutica (667,7 millones de euros) está en manos de la británica GlaxoSmithKline, con sede en Aranda de Duero; Bridgestone y Michelin, en Burgos y Aranda (Japón y Francia), respectivamente, son los generadores de los 333,6 millones de ventas de caucho y sus manufacturas (neumáticos) y Loreál (Francia)capitaliza los 240,3 millones que se vendieron en productos cosmésticos.

Son los tres capítulos más importantes del comercio exterior en Burgos, aunque otras multinacionales (como Campofrío, Adisseo, Kronospan, Benteler, Skretting, Lear, Johson Controls, Ubisa, entre otros) también están presentes en  otros capítulos aduaneros clave, sumando en conjunto cientos de millones en ventas.

Los datos prueban que la economía burgalesa es global y que el proceso de internacionalización está vivo con fusiones y compras de compañías de diferentes países. Los últimos y más importantes desembarcos han sido los de la mexicana Sigma en Campofrío o la compra de Interbon por parte de Kronospan, convirtiendo a la multinacional austriaca en protagonista clave de la economía de la capital y también de Salas de los Infantes -donde tiene una segunda planta- y de toda la Sierra de Pinares.

Buena parte de los 1.200 millones de euros que se han invertido  en los últimos 5 años en Burgos son capital exterior:Campofrío (225 millones), Kronospan (140 millones y prepara otros 30 para los próximos dos años), Adisseo (135), Bridgestone (70) o Verallia (30), entre otros.

«Esto prueba que las compañías extranjeras que confían en Burgos invierten y son proyectos que consolidan vínculos por un espacio tiempo de 20 años o más».

(Artículo completo en la edición de hoy)