El Blasgón y Bodegas Ceres afronta esta semana un atípico período de descanso. Lo hace de forma obligada debido al parón en la liga por la ventana de partidos internacionales. Un momento éste de relax y recuperación físico y mental (también de entrenamientos), que ha servido al cancerbero portugués Ricardo Castro para repasar junto a DB sus primeras experiencias a orillas del Duero.

«Mi llegada a Aranda ha sido muy fácil porque todos me han recibido a las mil maravillas», ha señalado el luso. Y, aunque es cierto que hasta ahora no ha podido «ver mucho por las restricciones surgidas» (eso sí, el lechazo ya lo ha probado), sí relata que su primera impresión ha sido que su nueva casa le parece «un lugar pequeño y tranquilo con unas vistas muy buenas». Así que por ese lado, como ha añadido, la adaptación está siendo «fantástica».

También en lo deportivo, donde ha valorado que el tipo de juego que se hace en Asobal «difiere un poco» del portugués. Aún así, «estoy aprendiendo mucho y rápido». Por eso, sentencia, eligió Aranda. Porque podía tratarse de una plaza con «mucho potencial», y en la que «crecer como jugador».

Esa era (y es) la idea, a pesar de que en los dos últimos encuentros disputados la victoria no haya terminado por llegar. No obstante, y como expone, «pienso que ésta está cerca». A «un pequeño detalle», y que «terminará por salir pronto». Porque, como finaliza, «en estos dos último partidos no hemos sido inferiores al rival. Se nos han ido por pormenores, pero al igual que estamos hablando de derrotas, podríamos hacerlo de haberlos ganado».