El pasado mes de abril al Ayuntamiento de Burgos le surgió un problema de tesorería que está intentando solventar. Afortunadamente, la preocupación no se presentó porque exista un problema de liquidez en las arcas municipales, si no más bien por todo lo contrario. Desde esa fecha, las entidades financieras empezaron a cobrar comisiones por tener el dinero en las cuentas y así compensar lo que, a su vez, les exige el Banco Central Europeo (BCE) por depositar sus reservas. Esta situación, que ya se veía venir, provocó en la Concejalía de Hacienda hicieran cálculos sobre lo que le podría costar esta minuta a la ciudad y se estimó que habría que pagar unos 315.000 euros en comisiones.

Se inició entonces un trabajo para negociar con los bancos estas comisiones y se comenzó a mover el dinero de unas cuentas a otras. De tal forma que se llevó a las entidades financieras que ofrecían unas condiciones más ventajosas y se retiró de aquellas cuyas comisiones eran más penosas para los intereses municipales, tal y como explica el concejal de Hacienda, David Jurado.

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