Los vecinos del Casco Viejo protagonizaron el pasado domingo un llamativo acto de protesta al dejar una montaña de escombro en la puerta del Ayuntamiento para llamar la atención sobre la situación del bario. «Nos tratan como si fuéramos de segunda o tercera. Pagamos impuestos como todos pero no recibimos el trato que merecemos y ya no vamos a callarnos más», asegura la asociación vecinal, que aclara que «no queremos ningún privilegio, pero sí dignidad para el Casco Histórico». 

El derrumbe parcial de la calle San Juan ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero los vecinos consideran que el problema es mucho más profundo. «Hay varios edificios en ruina y cualquier día se le va a caer una teja o una piedra a alguien en la cabeza. Nuestro barrio es parte de la historia de la ciudad, esconde gran parte de su patrimonio y lo están dejando morir», lamentan. 

Además de los problemas urbanísticos, la asociación vecinal denuncia otras cuestiones como que «los servicios son deficientes, los contenedores están siempre rebosantes, el mantenimiento de las aceras es escaso, hay maleza en multitud de zonas y otras en las que no hay luz, faltan campañas de desratización,...». Por este motivo, llaman a los vecinos tanto de Aquende como de Allende a unirse a sus reivindicaciones para que «nuestros nietos puedan conocer la Parte Vieja».