Una lección de vida

BELÉN DELGADO
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Acostumbrada a superar todos los obstáculos posibles, la farmacéutica burgalesa de 43 años Sonsoles Conde Cano, en silla de ruedas por un accidente, le pone ganas y fuerza a todo lo que hace. Su participación en MasterChef es todo un ejemplo

Sonsoles Conde Cano, en plena faena en MasterChef (TVE).

¿Quién dijo miedo? Las primeras palabras que Sonsoles Conde pronunció tras recibir el delantal blanco que le daba el ansiado pase al concurso culinario MasterChef, mientras abrazaba y miraba con una gran sonrisa a su amiga Montse, reflejan mucho de una mujer acostumbrada a no ponerse límites y a encarar la vida con un optimismo a prueba de bombas.

Lo comprobaron el pasado lunes por la noche Pepe, Samantha y Jordi (los tres jurados del célebre programa de RTVE) y los casi 2,7 millones de espectadores que vieron el estreno de la octava temporada, en la que competirán 17 concursantes, entre ellos esta farmacéutica burgalesa de 43 años.

La fuerza y el talante positivo de Sonsoles cautivaron tanto como su talento entre los fogones. «No quiero que nada me paralice en la vida. Yo ya he aprendido desde el dolor; ahora me propongo hacerlo desde el disfrute», dijo, tras ser felicitada por el alto nivel del plato que preparó para convencer al jurado, un Pad Thai cuyo sabor ‘llevó’ a Jordi Cruz hasta la mismísima Tailandia. Sabedores de que el programa que presentan es sobretodo actitud y pasión, encontraron en Sonsoles a una mujer que cumple con muchos de los requisitos que buscan. «La vida no es lo que te pasa si no lo que haces con las cosas que te pasan», declaró, tras explicar que aunque un accidente la dejó en silla de ruedas cuanto tenía 24 años siempre ha logrado superar los retos que se ha ido encontrando en el camino.

Sonsoles relató que había elegido elaborar un Pad Thai porque Tailandia es un país que no conoce y al que tenía previsto viajar antes de que se cruzara en su periplo vital la aventura de MasterChef. Ha vivido en Barcelona y en Madrid, y ha viajado por todo el mundo. De hecho, tiene un blog donde cuenta sus aventuras por Argentina, Australia, Egipto, Corea e Italia. Entre sus aficiones destaca el esquí. De joven lo practicaba siempre que podía y tras el accidente siguió con ello.

En el plató televisivo la acompañaron su madre, Marta, y su hermana y su amiga Montse, a quien conoció en el Hospital de Parapléjicos de Toledo y que ha compartido con ella muchos kilómetros en sus viajes. Su madre destacó el positivismo y empeño que Sonsoles pone en todo lo que hace y aunque reconoció que «no lleva mucho tiempo cocinando, acabará haciéndolo mejor» que ella.

Con la incógnita de qué deparará el paso de Sonsoles por este concurso culinario (las normas de confidencialidad no permiten saber nada de su desarrollo), lo que está claro es que su enorme sonrisa ya ha conquistado a todos. «Si tú sonríes a la vida, la vida te sonríe», declaró en el vídeo promocional.

Quien no tuvo tanta suerte fue el empresario Roberto da Silva, de Morcillas Cardeña, que también se presentó al casting del programa pero no consiguió pasar el corte.

(Amplia entrevista a Sonsoles Conde, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos o aquí)