Miradas sobre miradas

I.L.H.
-

Juan Martín Oña expone una veintena de retratos con carácter que suman a su percepción las emociones del rostro. Sobre soportes como alfombras o puzles, hace de su pincelada una alegoría sobre lo que vemos y creemos ver

Miradas sobre miradas - Foto: Patricia González

Las miradas nos delatan. Lo hacemos cuando enfocamos la vista en algo y descartamos el resto de nuestro campo de visión; al mantener la mirada o al retirarla; al dejar que nuestros ojos describan lo que sentimos;al mirar sin ver; al elegir una postura corporal con la que observar o al proyectar una imagen que no siempre coincide con la que nuestro interlocutor ve. Ese universo de emociones que va más allá de unos ojos es en el que concentra la mirada y el pincel de Juan Martín Oña en la muestra que ha inaugurado esta tarde en Cajaviva Caja Rural.

En la exposición hay miradas silenciosas, nostálgicas, desafiantes, difuminadas entre el humo de un cigarro, ocultas bajo las alas de una mariposa, ausentes, curiosas, enamoradas, sumisas, sonrientes, de perfil... Con obra nueva y otra que ya se ha visto pero que con este discurso adquiere otro simbolismo, el artista se retrata en la figuración sin ponerse límites: «Cuando empecé a pintar lo veía como un reto; comprobar de qué manera me acercaba a la figura humana, quizá para saber qué es lo nos devuelve el ser humano, qué es lo que percibimos. Opara conocerme, porque la pintura te descubre a ti mismo: lo que representas es por algo y a veces eres consciente de ello y otras no», subraya mientras reconoce que en su momento también pintaba autorretratos, aunque ahora prefiere prescindir de ellos.

Sus retratos con carácter están realizados con todo tipo de pintura: acrílico, óleo, pastel, espray, carboncillo..., y soportes: papel, lienzo, sobre un puzle o incluso en el reverso de una alfombra redonda para aprovechar la textura del tejido después de darle decenas de capas que permitieran obtener una base con la que pintar con óleo.

Esa obra -No son tus ojos, es tu mirada- es una de las más impresionantes junto al retrato Silencio con fondo negro en el que hay una  mujer de perfil y con un vistoso pañuelo de colores que alza la vista. La primera llama la atención por el soporte, pero sobre todo por la contundencia de un retrato lleno de luz, vitalidad y movimiento. De hecho, en cuanto al soporte, éste no es el primer cuadro que realiza en una alfombra. En una exposición anterior pintó una obra sobre la parte delantera, en aquella ocasión porque le interesaba mantener las geometrías del diseño de la alfombra como fondo para su pintura.

Con una pincelada que define «suelta y expresiva» Martín Oña busca darle a todas sus obras un aire contemporáneo. En ocasiones elige la técnica del dripping (el goteo), en otras opta por el collage o juega con el soporte:«No me gusta el acabado perfecto ni el retrato clásico. Me gusta dar una visión actualizada fijándome en otros aspectos. Detenerme en la parte psicológica o de las emociones porque no se trata de recrear una imagen, sino de reflejar lo que percibes. Por eso también me gusta conocer a quienes retrato». Y mientras dice esto señala un cuadro en el que el retratado levanta las gafas de sol de su mirada proyectando con ellas una sombra sobre sus ojos, un gesto habitual del personaje que adquiere en el cuadro un aire metafórico de miradas sobre miradas.

Otro de los cuadros, decíamos, está pintado sobre piezas de un puzle que se pueden desmontar, lo que hace que el retrato en tonos grises de una misteriosa mujer que oculta su mirada bajo las alas de una mariposa pueda dar lugar a otras muchas mujeres y miradas según encajen las piezas. Otro juego simbólico vinculado a las emociones que sugiere un retrato.

En total Juan Martín Oña presenta una veintena de cuadros que estarán expuestos en la sala de la avenida de la Paz desde hoy hasta mediados de diciembre. El horario es de martes a viernes de 19 a 21 horas; sábados de 12 a 14 y de 19 a 21 horas, y domingos solo por la mañana.