La ronda no cicatriza

P.C.P.
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Otra grieta longitudinal obliga a limitar de nuevo la velocidad en el último tramo abierto de la circunvalación (BU-30), a la altura de la depuradora

El problema ha surgido entre los kilómetros 12 y 13 de la BU-30, a la altura de la depuradora. - Foto: Patricia González

Cuando un coche sale malo, no hay mecánico que lo arregle. Lo mismo ocurre con la cremallera de un abrigo o con la batería de un teléfono. Al final, son productos más o menos costosos que se pueden devolver -si están en garantía- o sustituir a costa de un esfuerzo económico.Pero ¿qué ocurre cuando lo que sale malo es una infraestructura, como una carretera o un puente?  

Salvo el caso extremo del viaducto de Frandovínez, en la línea de alta velocidad Venta de Baños-Burgos, cuyo tablero ha sido derribado antes de empezar la fase de pruebas, la solución suele estar en parchear una y otra vez hasta conseguir que el problema se solvente o, al menos, se disimule. Algo que de momento no se ha logrado en la ronda noroeste de Burgos, el último tramo de la circunvalación en inaugurarse hace ahora 2 años.

Los 9,1 kilómetros de carretera se proyectaron para soportar hasta 9.000 vehículos diarios. Actualmente se encuentra infrautilizado y en tardes con la del miércoles es posible recorrerlo sin cruzarse, sobrepasar o ser adelantado por más de una decena de vehículos. No obstante, hay una expectativa cierta de que el tráfico aumente, a medida que se desarrolle la cuarta fase del polígono de Villalonquéjar y que sea más conocida su existencia tanto entre los burgaleses como  entre viajeros de paso.

Potencial tiene pero resulta más discutible si está preparada para afrontar ese incremento de la circulación. En menos de 24 meses, la ronda ya se ha abierto por 3 zonas diferentes, aparentemente por problemas de asentamiento. El último se localiza entre los kilómetros 12 y 13 de la BU-30, unos metros antes de que comience la zona de pantallas que separa a los conductores de la estación depuradora de Villalonquéjar. Pese a los intentos por tapar la grieta, esta aparece una y una otra vez a lo largo del carril derecho, en sentido norte. Enfrente se localiza una de las escolleras de protección de los taludes de terraplenes, en una zona donde coincidente el río Arlanzón y el Ubierna.

Ante la insuficiencia de los parches, Carreteras se ha visto obligada a colocar señales de aviso provisionales y limitar la velocidad en este punto a 80 kilómetros por hora. Los carteles ya fueron utilizados antes en esta vía, que conecta Villalbilla con Quintanadueñas.Primero en su tramo inicial, por unos problemas de asentamiento en la cara exterior (trasdoses) de los muros de un paso superior sobre el Camino de Santiago y la carretera que viene de Villalonquéjar. Después en los kilómetros siguientes, con baches y grietas que llegaron a limitar la velocidad a 60 km/h, hasta que se sustituyó el asfalto.De momento, no se han reproducido.

La ronda noroeste se adjudicó en mayo de 2008 a la UTE formada por Aldesa y Azvi. Tenían un presupuesto de 68.678.946,94 euros y un plazo de ejecución de 24 meses. Acabó costando 82 millones (incluido expropiaciones, proyectos y demás) 7 años y medio después.