«El cómic tiene herramientas para tocar cualquier tema»

ALMUDENA SANZ
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Paco Roca aboceta su trabajo como historietista en un encuentro en la Biblioteca Pública que prologa la exposición 'Contando en viñetas', sobre su proceso creativo, que se podrá ver en noviembre

Paco Roca compartió cómo es su trabajo en el mundo de la historieta con quienes se acercaron al salón de actos del centro de la plaza de San Juan. - Foto: Luis López Araico

Una vieja fotografía guardada en el cajón de la mesilla de su madre dispara el lapicero de Paco Roca en su nuevo cómic, que acaba de entrar en imprenta. «Vuelvo a buscar un tema que me ayude a saber más sobre mi identidad. Es una historia sobre una fotografía que siempre ha estado en la mesita de noche, donde las personas mayores guardan las fotos más queridas, y es la única que mi madre tiene con su madre. La he visto muchas veces y me apetecía escribir sobre ella», avanza el historietista sobre Regreso al edén, su nuevo proyecto, que saldrá el 5 de diciembre. Bastan estas cuatro pinceladas para presentir que el Premio Nacional de Cómic 2008 emocionará con su próxima obra igual que lo consiguió con la historia de un anciano que se enfrenta al Alzheimer y al implacable paso del tiempo en Arrugas, con las vivencias de los olvidados españoles que arrimaron el hombro en la Segunda Guerra Mundial en Los surcos del azar o con su autobiografía seriada en Un hombre en pijama. Tres ejemplos de la versatilidad de un género que cada vez tiene un hueco más importante en la literatura. Un logro al que ha contribuido Paco Roca, que este miércoles mantuvo un encuentro con los lectores en la Biblioteca Pública. Un prólogo en vivo a la exposición Contando en viñetas, que llegará el martes a las instalaciones de la plaza de San Juan sobre el trabajo de este protagonista de las letras españolas. 

Paco Roca parte de la libertad más absoluta. Él mismo afirma que lo suyo es cómic de autor. «No hay una editorial que me encargue una historia con Batman o Spiderman, sino que hago lo que me apetece hacer y busco historias que me hagan aprender o reflexionar. Al final, utilizamos el arte y la cultura para comprender mejor el mundo y a nosotros mismos. Yo elijo temas que van por ahí, como la memoria, la identidad...», introduce. 

¿Hay líneas rojas? ¿Se puede hablar de todos los temas imaginables en un tebeo? «El cómic es capaz de tratar cualquier cosa. Es verdad que a lo largo de la historia se ha movido por la acción, la historia de aventuras, y no ha explorado otros terrenos que parecían difíciles o que no encajaban en él como conversaciones, cosas más íntimas o la no ficción. Parecían caminos imposibles de transitar hasta que alguien lo ha hecho y demuestra que sí, que el cómic tiene herramientas suficientes para que no haya ningún tema que no pueda tocar», responde convencido. 

Una vez tocado con la varita el asunto que despierta su curiosidad, el autor pasa a la fase de documentación. «Leo sobre el tema, hablo con gente que ha vivido la circunstancia, porque es importante empatizar con lo que quiero contar», desvela y reconoce que durante esta zambullida es fácil que la idea inicial se tambalee. 

«Siempre cambia, tanto en la documentación como en la posterior escritura del guion. Está muy bien que sea así; no es bueno empezar un cómic teniendo ya muy claro lo que vas a contar, es más interesante que sea un descubrimiento, que sepas en qué dirección vas, pero que el viaje te vaya aportando cosas. Intento empezar las historias sin demasiadas premisas, dejando que incluso me contradiga lo que yo tenía pensado», se explaya. 

Una vez escrito el guion, es el momento de dibujar, «de convertir esas palabras que podían acabar siendo una novela, una obra de teatro o una película», la parte más divertida para Roca. Antes de escribir el punto y final, lo colorea y lo pone bonito para que enamore al lector. Esto contado en unas líneas, en realidad son entre uno y tres años de trabajo. «Es un proceso largo, igual que una novela o una película». 

Precisamente, sus cómic han alargado su vida en el cine. La gran pantalla llevó en volandas Arrugas, Goya a la Mejor Película de Animación y Mejor Guion Adaptado, y gran expectación ha generado la serie que dirigirá Amenábar sobre El tesoro del cisne negro

Al historietista no le asusta el resultado final, aunque confiesa que unas veces le ha gustado más que otras. «Es otro medio y si cedes los derechos, unas veces saldrá bien y otras será diferente a la idea que lleves, pero siempre es muy interesante ver cómo otra gente coge tus ideas y las lleva por otro camino. De eso también se aprende. Nuestro trabajo es bastante solitario y te quedas con tus dudas de por qué camino deberías ir, si utilizas bien los recursos, y cuando otra gente coge tu obra y la reconstruye aprendes, aparte de que el audiovisual llega a un público que en muchos casos es diferente al del cómic», destaca y llama la atención sobre el cada vez más variopinto perfil del lector de historietas que está derribando prejuicios y alejando al género de la etiqueta de literatura menor y lectura propia de niños. 

«Soy optimista. De puertas para afuera, hemos conseguido una dignidad que no habíamos logrado del todo. Ahora puedes encontrar cómic en cualquier librería; tenemos un público generalista, también femenino, que prácticamente antes no existía; aparecemos reseñados en prensa y televisión, no tanto como una novela, pero cada vez más; estamos en los museos... Hay muchas cosas que han hecho que se normalice el mundo del cómic. No tenemos todos los lectores que nos gustaría, pero vamos por buen camino», detalla. 

Es imposible no preguntarle sobre si habrá historia sobre la pandemia. Aventura que sí, pero en el futuro. «Necesitamos perspectiva, pero es una situación que a todos nos va a dejar huella. Cuando haces algo demasiado al momento corres el riesgo de quedarte en una reflexión más pobre». Y sus viñetas desconocen ese adjetivo.