A veces los periodistas somos también entrevistados; y, a veces, te entrevistan para que hables de tu profesión. Por qué elegiste ser periodista, si volverías a elegir este trabajo, si la información es poder, etc, etc. 
Mi entrevista más reciente la hizo una jovencísima alumna de una escuela rural, el CRA (Colegio Rural Agrupado) Siglo XXI, en el pueblo donde resido, Sotillo de la Ribera. Y, cuando terminó, me di cuenta de que sólo le hablé de las muchas oportunidades y satisfacciones que me había dado esta profesión.

Es decir, se me olvidaron todos los sinsabores del periodismo: el trabajo muy mal pagado, poco reconocido y altamente criticado, las múltiples presiones (de jefes inseguros o déspotas, empresarios con intenciones caciquiles, ciudadanos poco educados, políticos sin intención de hacer buena política), la competencia con colegas 'trepas', egoístas o sin escrúpulos, la lucha contra la desinformación o la falsedad…

No. En la conversación apenas cité nada negativo. Brotaba espontáneamente todo lo positivo: la cantidad de gente interesantísima que conoces, los lugares que descubres, el sentido crítico que desarrollas (imprescindible), así como una gran curiosidad y ganas de comprender y aprender, la oportunidad de vivir situaciones muy diversas (la rutina no existe)…
Tras reflexionar sobre ello he decidido que, en el fondo, me alegro de haber respondido así. Puede que aún me quede mucha pasión dentro, ilusión y esperanza. O quizás he logrado interiorizar una actitud positiva para aprovechar lo bueno que he ido recibiendo y dejar aparcados para otro momento los sinsabores.

Sí que espero, al menos, haber sabido transmitir con claridad a los chavales que lo importante es disfrutar con lo que estás haciendo. Que sean curiosos, críticos y apuesten fuerte por su futuro. Y a ustedes, espero verles de nuevo por aquí en 2022.