A Nicolás se le caen las lágrimas cada vez que atraviesa el umbral de su casa de la calle Parral, en la parte antigua de Villatoro. La tuvo que abandonar hace cinco años por las enormes grietas que aparecieron en todas las dependencias. Gloria recuerda cómo su hijo, su nuera y su nieta también tuvieron que irse de su vivienda de la calle Mayor por el mismo motivo. Ignacio vive en la calle Carramolinos, en parte más nueva, y ha visto cómo el edificio presenta una enorme fisura en una de las fachadas. El problema que afecta a esta zona de la ciudad lejos de estancarse va en aumento y la solución prometida por el Ayuntamiento no llega desde que en 2009 los vecinos comenzaron a denunciar públicamente la situación.

El desánimo ha empezado a instaurarse entre los residentes más afectados, más de una treintena, además de los cuatro que se han tenido que marchar de sus casas y los tres que tuvieron que derribarlas. «Nos sentimos abandonados. No podemos vivir en nuestras casas por las grietas pero seguimos pagando los impuestos, el IBI, las basuras... Prometen mucho pero no hacen nada», lamenta Nicolás.

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