Rivera acorrala a un esquivo Sánchez en el primer asalto

Leticia Ortiz (SPC)
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El líder de Cs capitaliza el debate con sus ataques al socialista y disputa el voto de la derecha a Casado, arremetiendo contra la corrupción del PP

Rivera acorrala a un esquivo Sánchez en el primer asalto - Foto: JuanJo Martín

Como si de una eliminatoria deportiva se tratase, los líderes políticos de PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos (así estaban colocados, de izquierda a derecha, en el plató) jugaron ayer la ida en la televisión pública, a la espera de la disputa hoy de la vuelta en Atresmedia. No hay título en juego, la victoria será convencer al mayor número posible de los casi ocho millones de electores que aseguran no saber aún a quién van a votar el domingo. Por eso, muchos de los mensajes lanzados en el primer debate de campaña tuvieron como receptores a esos indecisos, por delante de aquellos ciudadanos que ya tienen clara qué papeleta meterán en la urna.

Arrancó el espacio con el propio debate como protagonista. Y es que esta cita llegó envuelta en diversas polémicas: la negativa de la Junta Electoral Central a la presencia de Vox, la «única disponibilidad» de Pedro Sánchez a acudir a televisión el día 23, el enroque del resto de candidatos a mantener también el evento de Atresmedia... Así, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias coincidieron en arremeter contra el socialista por entorpecer la celebración del debate. El presidente del Gobierno, más nervioso de lo habitual a tenor de su exagerada gesticulación y sus tropiezos verbales, evitó cualquier referencia al asunto.

Ataques cruzados. Desatadas ya las hostilidades, se abrió el bloque de política económica, fiscal y empleo, según lo pactado con anterioridad por los equipos de los aspirantes al poder. Aparecieron casi por única vez durante el debate los programas electorales de cada partido, pero, sobre todo, arreciaron las críticas contra un Sánchez al que comenzaron a acorralarle no solo sus rivales, sino los datos. Rivera amplió también sus ataques contra Casado, queriendo acaparar el liderazgo dentro del bloque de la derecha. Iglesias, mientras, se mantuvo al margen, salvo cuando recordó al socialista que si no llega a ser por Podemos «usted no hubiera subido el Salario Mínimo Interprofesional». No fue, como se vio después, el bloque más tenso, con los protagonistas manteniendo las formas y sin interrumpirse.

«Con el señor Sánchez como presidente se están destruyendo al día 6.800 empleos. Está claro que cuando entra el PSOE por la puerta, el empleo sale por la ventana», señaló el líder popular, que alabó la gestión financiera del Gobierno de Rajoy. «¿Sabe dónde está el milagro económico del PP? En la cárcel», le replicó Rivera, que, sin embargo, tendió la mano al presidente de los populares para pactar después de las elecciones, aunque le recordó que en caso de llegar a un acuerdo «tendremos que aplicar políticas liberales». El catalán también tuvo recados para sus otros dos oponentes: «Votar al PSOE y a Unidas Podemos es lo mismo. Al final, le van a meter la mano en la cartera a los ciudadanos».

Contra estos ataques, el socialista pidió «un detector de mentiras» para rebatir los «falsos argumentos» de Casado y Rivera. Una reclamación que repitió en varias ocasiones a lo largo de las casi dos horas de debate. 

Con la Constitución en la mano, un gesto que repitió en numerosas ocasiones, el candidato morado evitó entrar en la disputa, y dirigió sus dardos hacia el sector financiero: «Los bancos tienen que devolver los millones de euros que los ciudadanos les prestaron. Nosotros les obligaremos».

Munición pesada. «Señor Casado, dígales a sus amigos ausentes de la ultraderecha que el vientre de una mujer no es un taxi y señor Rivera, recuerde que las mujeres no se pueden alquilar». Así de contundente se mostró Sánchez en su primera intervención en el bloque de política social, estado del bienestar, pensiones e igualdad, el que elevó la tensión. Fue en esta parte del debate cuando los candidatos dejaron de medirse y se lanzaron a la discusión, con continuas interpelaciones e interrupciones.

Para el líder socialista lo que propone el popular para garantizar las pensiones es que las mujeres no aborten, por lo que le aconsejó que reflexione antes porque «dice las cosas que dice y asusta». El candidato conservador negó esta propuesta de «fake news». «Recuerde a algunos de su partido que no es no, señor Casado», replicó Sánchez.

No entró al cara a cara con el feminismo de telón de fondo el líder del PP, que prefirió hablar de pensiones: «Las pensiones se han revalorizado con Gobierno del PP y se han congelado con la izquierda. Cómo puede tener usted tanta caradura, señor Sánchez, de arrogarse una revalorización de las jubilaciones, si está gobernando con los Presupuestos populares que ya incluían esa subida».

El candidato naranja aprovechó su turno para vender una de sus propuestas estrellas: la tarjeta sanitaria única que incluso llegó a mostrar. «Esto es lo que de verdad les importa a los españoles», apuntó Rivera.

«Me conformaría con cumplir la Constitución, sobre todo, los artículos que están pensados para proteger a la gente», remarcó Iglesias, menos agresivo que en debates anteriores. La táctica de la Carta Magna ya la usó en su día el líder de IU Julio Anguita, que solía poner en evidencia que los autodenominados «constitucionalistas» luego no cumplen algunos artículos sociales de la Ley de Leyes.

El problema catalán. Como se esperaba, los candidatos del PP y Cs utilizaron el asunto catalán y la supuesta sintonía de Sánchez con los independentistas para arrinconar al presidente del Gobierno, que sufrió en este bloque, como se pudo ver en sus gestos, a pesar de arrancar mostrando su orgullo «por ser español». 

«El día que se declaró la independencia ilegal de Cataluña, a mí se me saltaron las lágrimas. Unos políticos irresponsables rompiendo un país y una democracia. A mí me duele España, pero al señor Sánchez no le importa. Ha llegado al poder con los separatistas y quiere seguir en el poder con ellos», remarcó el líder naranja que, como ya hiciera su compañera Inés Arrimadas en el debate a seis, mezcló sus vivencias personales sobre este tema con las cuestiones más políticas. En este sentido, el presidente de Cs, reprochó al socialista que reciba y pacte con alguien «totalitario» que como Torra llama a los españoles «bestias taradas».

La mayoría de la moción, en la que el PSOE tuvo el apoyo de los independentistas catalanes y de Bildu para desalojar a Rajoy de La Moncloa, fue utilizado continuamente por Casado y Rivera para atacar a un socialista que negó el pacto con los secesionistas, pero evitó, una vez más, descartar el posible indulto a los líderes del procés en caso de ser condenados en el juicio que se está celebrando en el Supremo. Una cuestión, la de los indultos que fue afeada por Iglesias: «Es como si el señor Marchena (presidente de la sala de lo Penal que juzga el caso) estuviera en una farsa».

Las alianzas. Los posibles pactos postelectorales ocuparon el último tramo del debate, con Rivera e Iglesias capitalizando las propuestas y las preguntas a sus interrogantes. Así, el candidato naranja le volvió a tender la mano a Casado para formar Gobierno «siempre que queden excluidos los nacionalistas», con referencia explícita al PNV. El popular evitó dar su sí a esta alianza. También rehuyó una respuesta clara Sánchez cuando el líder morado le preguntó, hasta en tres ocasiones, si será capaz de buscar el apoyo de Ciudadanos para mantenerse en el poder.

Fue en este bloque cuando salió a la palestra de forma más evidente el partido ausente en el debate: Vox. Y lo sacó el presidente del Gobierno para afear a los naranjas que sean capaces de ponerle un «cordón sanitario al PSOE» en los posibles pactos en vez de a una «ultraderecha», que calificó de «temible».