Quedan poco menos de 24 horas para que el Tubos Aranda inicie su nueva andadura en División de Honor Plata y las sensaciones de cosquilleo y nerviosismo propio de la competición ya han comenzado a aparecer por las inmediaciones del pabellón Príncipe de Asturias. Así lo ha valorado al menos el técnico gijonés Alberto Suárez, quien ha reconocido que, tanto él como sus pupilos, lo que quieren es que «esto empiece ya».
Primero porque, como ha apuntado, comenzar sería, per se, «un éxito». Segundo, porque «tras una pretemporada larga», más un año, el anterior, «que fue muy duro», y medio más de 2020 «encerrados en casa», existen en el equipo unas ganas tremendas de que la situación se «normalice» y todo sea «volver a jugar», «que haya gente en el pabellón», y que con ello se pueda «disfrutar por fin un poquito de todo esto».
Además de verdad puesto que, como ha manifestado, para éste la División de Honor Plata se trata de una categoría «apasionante». «Es la más bonita que hay en el balonmano español a mi modo de ver para disfrutar». Todo, porque en ella existe una tremenda igualdad sobre la pista. Punto que la hace impredecible cada jornada, y por lo que tanto él como sus jugadores no se marcan un mayor objetivo, «hoy por hoy», que intentar «colocarnos bien» y tratar de «meternos en el grupo de arriba».
Sobre todo porque, como analiza, «este año hemos descendido cuatro equipos de Asobal». Algo que, unido a «varios proyectos muy sólidos y con mucho dinero detrás que tienen como único objetivo el ascenso», hará que la competición se encarezca. «Nosotros vamos a intentar meternos en alguna de esas peleas y disfrutar lo máximo posible», ha señalado. «Luego ya veremos dónde nos coloca nuestro trabajo, porque en estos momentos no sabemos todavía dónde nos vamos a ubicar».
Ahora, frente a ello, indica, «estamos muy contentos e ilusionados con el equipo que tenemos». Hecho importante, puesto que el Tubos Aranda no arranca la competición este sábado en cualquier pista. Lo hace en el pabellón David Santamaría de Guadalajara. Un equipo, el alcarreño, también descendido de Asobal, y que se antoja complicado de batir pese a la gran cantidad de cambios realizados en su plantilla.
«Han incorporado a un par de jugadores nuevos la semana pasada; Petrovski, un lateral macedonio y Hamzik, un central bosnio, que son buenos refuerzos y que con ellos el nivel del equipo sube», ha apostillado. «Con eso, y con lo que ya tenían, son un equipo con bastante gente joven, pero que se antojará complicado como lo va a ser cualquier rival este año fuera de casa».
Ahora, ante posibles dudas existentes, y considerarse aún un equipo «en construcción» que llevará «por desgracia todavía un tiempo», Suárez manifiesta que han podido realizar una «buena pretemporada» en la que además «no se ha lesionado nadie». Un punto de partida sobre el que seguir «creciendo», y al que ya han comenzado a aportar novedades en el juego para «construir», en base a la «polivalencia», su mejor arma.