Archivada la investigación por la muerte de Félix en Alaska

R. PÉREZ BARREDO
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La Audiencia Nacional había iniciado el proceso después de que un particular interpusiera una denuncia 40 años después del fallecimiento del naturalista pozano

Imagen tomada durante el último viaje del naturalista burgalés. - Foto: DB

¿Simple fatalidad o sabotaje? Esa es la cuestión que se planteó este año, coincidiendo con el 40 aniversario de la muerte en Alaska de Félix Rodríguez de la Fuente, un ciudadano anónimo, que no dudó en interponer una denuncia en la Audiencia Nacional al considerar que no se había investigado a fondo el accidente en el que perdieron la vida el universal naturalista burgalés, dos compañeros de su equipo de El hombre y la tierra -Teodoro Roa y Alberto Huéscar-, y Warren Doodson, el piloto de la avioneta estrellada. El juez José de la Mata decidió abrir diligencias, que ahora la Fiscalía ha cerrado al considerar que los hechos han prescrito y que no se identifica como autor del accidente aéreo a ninguna persona de nacionalidad española. 

La denuncia que abrió la investigación tuvo su origen en un programa de televisión en el que se abrían numerosos interrogantes sobre el siniestro y en el que se deslizaron tesis como que iban desde el suicidio (a partir de la enigmática frase pronunciada por el biólogo pozano minutos antes de subir a la avioneta ‘Este es un lugar hermoso para morir’) hasta el asesinato, argumentando que Félix se había convertido en un personaje incómodo para el poder; un hombre que agitaba conciencias pero era molesto para quienes, en aras del progreso, agredían a la naturaleza. La familia del burgalés siempre se ha desmarcado de las teorías conspiranoides sin una base comprobable, por más que admitan que jamás les quedó claro qué diantres sucedió el 14 de marzo de 1980 en las heladas tierras del círculo polar ártico.

Odile Rodríguez de la Fuente, hija pequeña de Félix y la principal depositaria del maravilloso y eterno legado del burgalés, asegura que todas las suposiciones en torno al accidente nunca han sido plato de buen gusto para la familia. «Para nosotros es algo doloroso que se dé tantas vueltas a algo que no pensamos que se vaya a solucionar a estas alturas, porque no hay ningún tipo de información nueva.Si lo hubiera, por supuesto que seríamos los primeros en reclamar que se investigara, pero no es el caso. Por eso todas esas cuestiones nos parecen más un asunto de morbo que otra cosa. Además, mi padre es una persona luminosa, un ser de vida. Y su legado es grandioso. Hablar de su muerte no es estar a la altura de su mensaje», explica a este periódico.

Para la hija del naturalista, cualquier circo mediático en torno a tan luctuoso hecho no hace sino alimentar «a los buitres de siempre, a los que se aferran al morbo».En este sentido,Odile Rodríguez de la Fuente desmonta ya no algunas conjeturas, sino afirmaciones que integran la denuncia interpuesta en la Audiencia Nacional. «La denuncia anónima se basaba en algunos de los testimonios del programa televisivo en el que se abordaba el asunto, como uno en el que se decía que mi padre, por primera vez, le había dejado firmado a mi madre un poder, cuando lo tenía de siempre, no por ocasión de este viaje; o en otro que señalaba que también por primera vez mi padre se aseguró por si le pasaba algo, cosa que también es falsa. Mi padre no tenía seguro de vida. Nosotros nunca cobramos nada tras su muerte. No se puede remover una cuestión tan compleja y con tantas implicaciones basándose en un programa en el que no se dicen cosas ciertas».

A este respecto, Odile Rodríguez de la Fuente abomina de las teorías fantasiosas, más aún de las que apuntan al suicidio. «Mi padre se fue con muchos proyectos. En la última conversación con mi madre le habló de infinidad de proyectos para nuevos documentales.Estaba entusiasmado. ¿Cómo se le ocurre a alguien poner sobre la mesa que mi padre se habría suicidado y llevado por delante la vida de otras tres personas? Jamás en la vida. Algo así nos duele profundamente. Es algo irresponsable. Mi padre es sabiduría, un legado importantísimo en estos tiempos tan complejos que estamos viviendo. Desafortunadamente, su vida acabó así. No sabremos nunca por qué, aunque tengamos la sensación de que no hay nada claro. Pero hasta que no haya información fidedigna que nos pueda ayuar a arrojar luz, es un tema que no queremos tocar, ni reabrir», concluye.