La compañía Air Nostrum, la única que opera regularmente desde el aeropuerto de Villafría, mantiene como programada la ruta Burgos-Ibiza que tenía previsto operar este verano. De hecho, la página web sigue ofertando esta ruta a un precio desde 59 euros por trayecto para todos los miércoles entre el 22 de julio y el 2 de septiembre pero fuentes de la empresa advierten de que «todo dependerá de la evolución de la pandemia» y en el Ayuntamiento de Burgos son mucho más claramente pesimistas.

El concejal de Turismo, Leví Moreno, reconoce que da «por perdido» este vuelo estival porque aunque se relaje el Estado de Alarma considera que el turismo de sol, playa y aeropuerto, precisamente el que alimentaría la conexión ibicenca, no se va a recuperar para dentro de cuatro meses.

Por el momento la filial de Iberia para vuelos regionales ha aplicado un ERTE de un trimestre de duración para el 100% de su plantilla, lo que mantiene canceladas todas las operaciones. La medida afecta a más de 1.400 trabajadores y ya advirtió hace unos días la empresa en un comunicado oficial que «se ha solicitado con una duración de tres meses, pero la compañía monitoriza permanentemente la evolución de la crisis sanitaria y sus efectos sobre la movilidad de los ciudadanos para evaluar si sería posible acortar los plazos y recuperar la actividad anticipadamente o si, por el contrario, fuese necesario ampliar el periodo de la regulación temporal de empleo».

En este plan de contingencia se incluye, por supuesto, la ruta habitual entre Burgos y Barcelona, y el reinicio de estos enlaces estará a expensas de cómo avance el control del coronavirus en España y de las consiguientes restricciones a la movilidad. Las rutas a Ibiza y Barcelona ya se vieron truncadas de forma repentina con la entrada en vigor del Estado de Alarma. La de la Ciudad Condal venía operando con normalidad meses atrás, pero en el caso de la isla balear se trataba de una novedad.

Por primera vez Villafría estaba viendo despegar y aterrizar viajes del Imserso, que comenzaron el 11 de febrero y tenían previsto continuar hasta el 28 de abril, pero tuvieron que interrumpirse de forma repentina y el último que regresó a la capital burgalesa fue el domingo día 15, el fin de semana en que España transformó por completo su cotidianeidad.

Contrato en vilo. Mientras tanto, hace días que el Ayuntamiento le está dando vueltas al contrato suspendido con Air Nostrum. En la última reunión de la Sociedad Promueve, el organismo que se ocupa de este patrocinio, acordaron solicitar a la empresa que la vinculación entre ambas partes pueda prolongarse durante el tiempo que esté paralizado el servicio. Es decir, que los vuelos que no se llevan a cabo ahora se reprogramen para más adelante en el calendario sin suponer mayor gasto económico para la ciudad, que aporta 1,2 millones de euros anuales (100.000 euros al mes).