El arquitecto José María Carpintero Peña iba a abrir esta Semana Santa su nuevo alojamiento de turismo rural, el Palacio Los Lambrequines, en Villacomparada de Rueda, a pocos kilómetros de Villarcayo. La junta de gobierno local del Ayuntamiento villarcayés le concedió la licencia de actividad el 13 de marzo, un día antes de que se decretara el estado de alarma, pero su promotor lejos de quejarse, se muestra convencido de que esta alerta sanitaria va a fortalecer al sector del turismo rural. "El turismo saludable, de naturaleza y alejado de las grandes aglomeraciones de las ciudades va a estar más demandado, si cabe, tras esta pandemia", sostiene.

En su caso, hace ya mucho que confía en el despegue de lo rural y en el turismo de salud, "porque el gran mal del siglo XXI es el estrés", argumenta. Este convencimiento unido a su pasión por la recuperación del patrimonio, que le viene de familia, le llevaron a adquirir en 2003 la torre de la noble familia de los Saravia de Rueda, también en Villacomparada de Rueda. Fue entonces cuando comenzó a restaurarla lentamente. Después, sus padres adquirieron la casa palacio de los Díez de la Peña o lo quedaba de ella. En muy mal estado, Carpintero comenzó también con su recuperación hasta convertirla en el alojamiento turístico que abrirá cuando la vida vuelva a la normalidad.

En su interior se conservan vigas de roble de 500 años y la restauración ha combinado estos recios vestigios del pasado con modernos materiales, como el acero de los tirantes de sus escaleras, o atrevidos diseños, como el de los baños incorporados y sin paredes de cada una de las habitaciones. Desde la impresionante bañera de una de ellas se puede observar al detalle la iglesia románica de San Martín, la tercera joya de este pueblo, "donde lo mejor son los vecinos", según este emprendedor.

Un proyecto que cree en el despegue del turismo rural

El silencio y la tranquilidad es otro de los valores intangibles en Villacomparada de Rueda, donde Carpintero admite que logra conciliar su rebelde sueño. Además de contar con esta calma como atractivo, ha llegado a acuerdos con profesionales dispuestos a ofrecer servicios, como clases de yoga o cocina saludable y de diferentes estilos a los turistas.

Doble iniciativa. Carpintero, que tiene 45 años y sumaba solo 29 cuando comenzó a restaurar su torre, califica la iniciativa como "un proyecto de vida hecho a base de paciencia y tesón", en el que la torre y el alojamiento se van a complementar en el proyecto bautizado como Palacio Villacomparada. La idea es que la torre sirva para albergar eventos, como bodas o reuniones familiares y de empresa, mientras que la casa blasonada de los Díez de la Peña será solo alojamiento. Para llegar a ese punto aún queda concluir la recuperación de la planta baja del cuerpo central que se levanta junto a la torre y del que solo queda un paño. El proyecto de Carpintero pasa por levantar una planta de 100 metros sobre cuya cubierta irá una terraza. Ajardinar y urbanizar los 2.000 metros cuadrados de la parcela de la torre es otra de las tareas pendientes y que espera tener lista en 2021.

De la buena marcha del ‘Palacio Los lambrequines’ dependerá el avance de la recuperación de la torre y su entorno, dado que la intención de Carpintero es reinvertir todos los beneficios. A priori espera crear dos empleos, uno para tareas de limpieza y otro para la persona que atenderá las reservas y recibirá a los turistas.