Jaleo deseado para los técnicos de Turismo

S.F.L.
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Los profesionales del sector en La Bureba y Las Merindades aseguran que las cifras de viajeros superan a las del verano de 2019. La pandemia no dificulta su trabajo y están encantados de que sus localidades sean referentes de viajes de naturaleza

Jaleo deseado para los técnicos de Turismo

El invierno más duro de sus trayectorias profesionales acabó con la mejor de las entradas de verano. Los toques de queda, las restricciones de movilidad y el cierre de múltiples atracciones turísticas como consecuencia de la pandemia pasó factura a varios de los técnicos de Turismo de las oficinas de las comarcas de La Bureba y Las Merindades, que vieron como sus empleos corrían un serio peligro.

Pero salió el sol, la situación epidemeológica mejoró, llegaron las vacunas y la gente se atrevió con su escudo de anticuerpos y mascarilla en rostro a volar de nuevo. Muchos de los viajeros que han acudido a las siete oficinas de turismo con las que este periódico ha contactado llevaba sin salir de su ‘zona de confort’ más de un año. «Y se nota», explican Araceli e Isabel de Briviesca. A excepción de la del Valle de Tobalina, que abrió sus puertas debido a la covid-19 el pasado 26 de julio y por ahora los técnicos no han podido realizar una valoración exhaustiva de la campaña estival, los empleados del resto llevan «literalmente desde junio sin parar». 

Los registros anticipados de reserva muestran que los destinos de interior, sobre todo los que se sitúan en entornos naturales, son los más deseados para este nuevo turismo, que opta por alejarse de las zonas más concurridas del panorama nacional y desconectar en otras más aisladas para hacer frente a la nueva realidad del coronavirus. Ninguno de los técnicos entrevistados ha puesto el grito en el cielo a la hora de responder cómo se han organizado y adaptado a las nuevas circunstancias. 

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