Cualquier excusa es buena para salir. Y si el pretexto llega en forma de concurso de tapas, mejor que mejor. Hay, incluso, a quienes el buen ambiente de este fin de semana en bares y restaurantes de Aranda de Duero les recordaba al de antes de la pandemia. La imagen se repetía prácticamente en todos los establecimientos con cuadrillas de amigos y familias que aprovecharon el vermú para degustar un sinfín de bocados. 

En la cocina de El 51 del Sol, el ritmo no para. "Notamos movimiento, mucha gente viene buscando la tapa y ya se queda a comer", cuenta su cocinero, David Izquierdo. Para la XX edición del Concurso de Tapas, ha apostado, como habitualmente, por los productos de temporada y la calidad para preparar un macaron de foie sobre culis de manzana reineta, acompañado de crema de níscalo especiado y unas tierras de chocolate con aromáticas de La Ribera. Una tapa "agradable y fina" a la par que muy otoñal, que "está dejando buen sabor de boca" en los clientes tanto de la zona como de fuera. Porque, como resalta Izquierdo, entre las tapas, las jornadas del lechazo y las gastro-micológicas Buscasetas suman varios meses a pleno rendimiento. "El enoturismo llena la Ribera", aplaude. 

A pocos metros, en el restaurante Enclave, celebran el buen ambiente de estas jornadas y el ánimo y las ganas de salir que notan en la gente. Para su debut, ya que abrieron sus puertas el 1 de agosto, Elvira, su gerente, se ha decantado por un vasito con distintas capas, que incluyen manzana asada, membrillo natural o mousse de foie. 

Mientras, en La Raspa, su responsable, Marina, confía en que la promoción del concurso surta un mayor efecto estos días y el próximo fin de semana sea mucho mejor. En su caso, repiten la elaboración que en 2018 les sirvió para ganar el premio a la mejor tapa caliente y la más original. Otro que repite es La Pícara, con el wonton crujiente de pulpo y langostino, salsa thai, lima y guindilla en filamento con el que conquistaron el paladar y algún que otro premio hace unos años. En la línea de los anteriores, su propietario, Félix Marina, también palpa las ganas crecientes de volver a celebrar en torno a una barra de bar y una buena selección de pinchos.

La estampa es casi clavada en El Lagar de Isilla. Grupos de amigos de aquí, así como de Madrid y Bilbao, llenan cada rincón ansiosos de devorar 'Hechizo de luna'. Un vermú torero de toda la vida, sin ningún tipo de excusa.