Los administradores concursales de la empresa Inizia Gestión Inmobiliaria, que defiende ser la dueña del antiguo Colegio Peña Amaya, están «abiertos a escuchar ofertas». Es decir, tratan de venderlo al mejor postor y estarían encantados de deshacerse de él para aliviar la deuda del concurso en el que lleva inmerso varios años, pese a que la propiedad sigue en discusión en los juzgados. Está pendiente de un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Madrid con el que el Ayuntamiento intenta gastar su última bala para recuperar los muchos millones de euros que su adquisición a cambio de suelo costó a la ciudad, con el objetivo de crear un albergue juvenil que nunca llegó.

La historia de este edificio es un ejemplo de una ruinosa gestión del patrimonio público y de cómo la administración es capaz de perder cantidades ingentes de dinero sin pestañear y sin que nadie asuma las consecuencias. En el año 2014, el equipo de Gobierno de Juan Carlos Aparicio decidió adquirir el Peña Amaya para convertirlo en albergue. Para ello acordó una permuta con la propietaria, Raviorna, después absorbida por Inizia, otra empresa del mismo grupo, por la que el Consistorio se quedaba el colegio e Inizia recibía una parcela de suelo público para construir 73 viviendas en el S-4.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)