El Tribunal Supremo confirmó ayer lo que prácticamente todos, salvo el Ejecutivo autonómico de Castilla y León, sospechaban: que la anticipación a las 20 horas del toque de queda podría vulnerar los límites permitidos en el decreto del estado de alarma. Los magistrados del Alto Tribunal aceptaron la suspensión cautelar que reclamaba la Abogacía del Estado y pese a no entrar en el fondo de la cuestión (eso se dirimirá dentro de unos meses en sentencia) el auto sí vino acompañado de contundentes argumentos para defender, ya desde ayer, la libre circulación de las personas hasta las 10 de las noche.

La reacción de la Junta no se hizo esperar y el presidente del Ejecutivo regional, Alfonso Fernández Mañueco, compareció a primera hora de la tarde para responder al auto y lo hizo acatando las medidas cautelares, pero sin arrepentimiento y anunciando la firma de una orden, que entrará en vigor hoy, para prohibir la apertura de todos las actividades no esenciales a partir de las 20 horas. La hostelería y el comercio, por citar los sectores más numerosos, tendrán que echar el cierre a la misma hora que con el toque de queda adelantado.

Pese a que Mañueco se esforzó en reiterar que el auto del Supremo solo había entrado a hablar de la formas y no del fondo, la Sala Cuarta de lo Contencioso-Administrativo se mostró muy contundente en algunos de sus argumentos y siempre en contra de las tesis del Ejecutivo regional y a favor de las esgrimidas por la Abogacía del Estado.

(Más información sobre la sentencia y reacciones de los sectores más afectados y de la oposición, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)