José María Chomón

Bailando bajo el diluvio

José María Chomón


Fresdelval

18/06/2020

Este monasterio de la esfera religiosa pasó a la administrativa, y de allí, maltratado, a la mercantil, cuando ya propiedad de un particular, este dedicó el edificio a una fábrica de cerveza; más la industria concluyó, y otro nuevo dueño parece que se hizo cargo ya de las ruinas. Este segundo poseedor vio que para resarcirse de los gastos de la adquisición no había otro recurso que explotar la tierra labrada de los muros, noticia que no pasó para todos desapercibida. Los sillares han comenzado a desmontarse y a venderse, y cuando los ingenieros de la provincia han necesitado piedra para elevar el muro de contención del río [Arlanzón] en la carretera de Valladolid, en ninguna parte la han encontrado más barata ni en mejores condiciones que en Fres Del Val (sic). ¡Cuántas y cuántas páginas pudieran llenarse con historias semejantes a la presente!
Este texto, he de reconocerlo, no es mío. Lo publicó en 1881 El Heraldo de Castilla. Fue una llamada de atención, un grito de socorro y de auxilio desesperado para lograr de los políticos de su tiempo que este edificio, declarado Monumento Nacional en 1931, no cayera en la ruina. El tiempo ha pasado y 139 años después el monumento corre grave riesgo de desaparición. Tal es así que ha sido incluido en la ‘lista roja’ del Patrimonio por la situación de abandono y peligro de derrumbe. Tenemos un edificio desmoronándose y algunas de las extraordinarias piezas de arte que albergó dispersas por el mundo en colecciones privadas y por museos nacionales, entre ellos el de Burgos, e internacionales, incluido, ¡cómo no! el Metropolitano de Nueva York.
Solo nos queda felicitar a los cientos de políticos y administradores de la cosa pública que han desfilado en los últimos 139 años por las administraciones local, provincial, autonómica y nacional. Y les felicitamos por su enorme capacidad y eficacia en conseguir que este bien patrimonial esté a punto de desaparecer. Loable empeño el de lograr que no quede piedra sobre piedra.