Burgos, en puestos de cola a la hora de atraer inversión

G. Arce
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Pese a las mejoras logradas en los últimos 55 años, un estudio de la Fundación BBVA y el IVIE sitúa a la provincia en el puesto 34 en su atractivo para los inversores privados y públicos

Burgos, en puestos de cola a la hora de atraer inversión - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

A pesar del esfuerso que supuso la puesta en marcha del Polo de Desarrollo y la captación de industrias en las décadas de los 60 y 70 o la política de grandes infraestructuras públicas desarrollada entre finales del siglo XX y principios del actual, Burgos se sitúa en el grupo de provincias con menor capacidad histórica para atraer inversiones públicas y privadas. Un reciente estudio elaborado por la Fundación BBVAy el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) sitúa a Burgos en el puesto 34 de las 52 provincias en un ranking que encabezan holgadamente Madrid, Barcelona y Valencia, los principales imanes de la atracción de riqueza en España.

El trabajo de investigación se centra en el análisis de la evolución de la edad media de las inversiones y envejecimiento del capital y para ello, entre otras líneas,  estudia el esfuerzo inversor realizado en los diferentes territorios españoles a lo largo de dos grandes periodos históricos: entre los años 1964 y 1995 y entre 1995 y 2015, último ejercicio que permiten los datos estadísticos consolidados.

Así, situando en España el índice 100, Madrid ha localizado el 17% de la inversión en los 55 años analizados; Barcelona, el 14%, y Valencia, el 5%. Tras los grandes focos se sitúan Sevilla, Alicante, Murcia, Islas Baleares, Málaga y Vizcaya, con en torno al 3%, respectivamente. También hay un grupo de 8 provincias que se mueven en el 2% y el resto entre el 1% y menos. Al final de la tabla quedan Palencia, Zamora, Segovia, Ávila, Soria, Ceuta y, en último lugar, Melilla.

Burgos se posiciona en la franja del 1% de la inversión nacional, entre Jaén y La Rioja, y si observamos el comportamiento de sus provincias limítrofes es superada en atractivo por Vizcaya (puesto 9 de ranking), Valladolid (21) y Cantabria (26). Por contra, ocupa un puesto superior a La Rioja (35) y está por encima de Álava (36), Palencia (46), Segovia (48) y Soria (50).

El informe apunta que el elemento clave para la localización de capitales «no es tanto la capacidad de ahorro específica de cada territorio como la capacidad de atraer inversión y que los proyectos se realicen en una zona o en otra». «Esa capacidad -continúa- depende de las características del tejido productivo y empresarial de cada territorio y de las políticas públicas desarrolladas por las administraciones que operan en el mismo».

Así, de la potencialidad empresarial de Burgos no existe duda, pues es la provincia más industrializada de Castilla y León. Sin embargo, cabría cuestionar las políticas públicas desarrolladas en las últimas décadas al ver las peculiaridades y atractivos de algunas de las 33 provincias que nos superan. Sin menospreciar otros territorios, sorprende que Jaén, Huelva, Ciudad Real, Almería, Badajoz o Córdoba, por citar algunos ejemplos (todos analizados con los mismos parámetros estadísticos), superen la inversión nominal generada por Burgos en el último medio siglo.

Llama también la atención la gran concentración espacial de la inversión en España y que Madrid, Sevilla, Murcia e Islas Baleares hayan conseguido avances significativos en el periodo 1995-2015 (marcado por el boom y el desplome del sector de la construcción residencial y pública). El resto de provincias, incluida Burgos, obtuvieron mejores registros de inversión en el periodo 1964-1995, que marca su desarrollo económico y social y que en nuestro caso viene definido por el protagonismo del Polo y su repercusión trascendente en el desarrollo de la capital y la provincia.

Sumados los dos periodos, Madrid y Barcelona son, por este orden, los que mayor inversión absorben: en torno al 31% del total nacional. Castilla y León no llega ni al 6%. No obstante, según señala el estudio de la Fundación BBVAy el IVIE, Madrid ha ganado 2,8 puntos porcentuales desde 1995, hasta alcanzar más del 17% de la inversión total en el periodo 1995-2015, pero Barcelona pierde un punto, pasando a representar el 13% de la inversión en España.

demografía. Si algo determina la concentración de la inversión es la demografía, el punto más débil de Burgos, y la economía de los territorios. Así, el estudio de la Fundación BBVAy el IVIEestablece la ratio de inversión respecto al PIB de cada territorio, medido en inversión total y en inversión no residencial (excluyendo la vivienda), lo que permite indicar la capacidad de cada cual para localizar capitales.

Pues bien, en inversión total el esfuerzo de Burgos se sitúa por debajo de la media nacional. Ha sido del 22% del PIB frente al 24,3% del conjunto del país en el periodo 1964-1995 y del 23,5% entre 1995-2015, cuando en España se alcanzó el 24,6%. Estos registros contrastan con el 44,5% de Cáceres, que lidera el primer periodo, y con el 32,4% de Teruel, en el segundo.

Si se suprime la inversión en vivienda, protagonista durante los años del boom, especialmente en las zonas turísticas, Burgos gana y se sitúa por encima de la media nacional entre 1964-1995 con un 16,8% del PIB, dos décimas más que la media nacional. Por contra, entre 1995-2014 la media española de inversión alcanza el 16,7% del PIB y la provincial el 15,9%, lo que nos sitúa en los puestos de cola.

Los datos, reflexiona el estudio, muestran una capacidad de los territorios de atraer inversiones «muy heterogénea y cambiante en el tiempo», aunque no por ello es un elemento clave para explicar el dinamismo económico y demográfico de los territorios.

cambios. El análisis de cinco décadas de inversiones muestra los cambios que está sufriendo la economía nacional. Los datos concluyen que se invierte menos y de una forma diferente, lo que hay que tener en cuenta a la hora de valorar estos números. «Mientras antes de la crisis las viviendas y el resto de construcciones representaban las dos terceras partes de la inversión ahora no pasan del 50% y, al mismo tiempo, han ganado casi 20 puntos porcentuales otros activos más productivos, como la maquinaria, las TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) y los equipos de transporte». También se invierte más en activos inmateriales (software e I+D).

El cambio nos acerca a los países del entorno y prima a la industria y los servicios privados en detrimento del sector de la construcción y los servicios públicos. «Por consiguiente, dado que la inversión de hoy condiciona la capacidad productiva de mañana, dicha capacidad apunta crecimientos en los dos primeros sectores señalados y decrecimientos en los dos últimos». Habrá que ver si, con una demografía descendente y la fuga de capital humano y de talento, la industria y los servicios apostarán por la inversión en Burgos en los próximos años.