Ignacio Camarero

Dibujos de Ciudad

Ignacio Camarero


Cuatro titulares y un prozac

04/09/2021

Primero: nosotras conducimos, nosotras decidimos. Martes. Nueve de la mañana. Estación de servicio del Hospital. Coincido en la tienda con dos ciclistas. Yo con la bicicleta hago lo que me da la gana y nunca me han parado. Comenta una. Yo también y a mí tampoco. Jalea su compañera. Segundo: cómo delinquir en familia. Una del mediodía. Semáforo de la avenida del Arlanzón. Cuatro ciclistas se aproximan desde la acera oeste del puente Gasset. Padre y tres hijos. El menor no tiene más de siete años. Muy guapo. A duras penas llega a los pedales. Al suelo, no. El semáforo se cierra a los peatones. Quedan tres segundos para que se nos abra a los coches. El padre acelera y pasa en rojo y rojo. El primogénito, también. El mediano hace lo propio. Ya en rojo y verde. El pequeño es aplaudido. Póker de infracciones. Tercero: atropella tres y mata cuatro. Dos de la tarde. Semáforo de Hacienda. Esta vez son cuatro adolescentes. Individuos macho de homo sapiens. Ignoro su tendencia sexual. Pero sólo tres bicicletas. Dos de ellos comparten vehículo. Uno, sentado en el manillar. Sujetando las piernas a pulso. A ambos lados de la rueda delantera. Otro, pies en los pedales y culo en el sillín. Las tres, y los cuatro, cruzan en rojo y sin mirar. A todo lo que da. Más cerca de los treinta que de los veinte kilómetros por hora. Cuarto: calla, tonto, que luego todo se sabe. Cinco de la tarde. Esquina calle Belorado. Circulo detrás de otro coche. Me regala un frenazo. Ya dentro del paso de cebra. Susto o muerte. Un ciclista le obliga. Se le echa encima. Salta a la calzada desde el bordillo derecho. Sin mirar. Varios metros por delante de las rayas blancas. Uno. Uno. Dos. El del frenazo es un SUV. De la policía municipal. Con dos ocupantes con uniforme. Parecen de servicio. Epílogo: el terapeuta del partido. El señor de la Rosa, don Daniel, viene a mi rescate. He tenido suerte. Si hubiese sido el señor Marañón, don Vicente, igual me cobra. El ayuntamiento me permitirá preguntar a un psicólogo en plena calle. ¿Cómo sobrevivir a la ordenanza de movilidad y no enloquecer en el intento...? Se me ocurre. Será el próximo martes. Pero no podré esperar tanto. Hoy duplicaré mi dosis de PROZAC. O compraré una bicicleta...