La inauguración del camping Ciudad de Frías trajo de nuevo la ilusión de los viajeros por pernoctar y pasar unos días en contacto directo con la naturaleza tras la riada de 2015, que arrasó con las anteriores instalaciones. El éxito cosechado con la venta y los alquileres de parcelas durante el primer año ha animado al promotor, Raúl Urruchi, a continuar con el proyecto y acondicionar otra parte de terreno para dar cabida a unas 140 personas más repartidas en otras 36 áreas, que podrán ocupar a partir de ahora con caravanas de remolque y módulos propios durante 365 días. 

En el propio emplazamiento, en el que los turistas tienen la opción también de  alojarse en sus tiendas de campaña, furgonetas y autocaravanas, tres empresas ofrecen un servicio de venta directa de bungalows -tanto de nueva construcción como de ocasión- que se encuentran expuestos para que los interesados los visiten y comparen. No obstante, el propietario ha considerado oportuno facilitar a los clientes  que ya dispongan de estas construcciones adquirir o arrendar parcelas e instalarse el tiempo que consideren sin necesidad de comprarlas en el propio camping. 

Hasta el momento ya se han asentado de continuo ocho familias que no se pierden un fin de semana y para la sorpresa del empresario la mayoría de las personas atraídas son «usuarios que tenían sus módulos en las antiguas instalaciones y que a lo largo de este tiempo han probado en otros emplazamientos, pero al enterarse de que en Frías abrió uno, optaron por regresar», expone el empresario, que también ha recibido llamadas de «personas que no guardan ninguna relación con el municipio». 

El hecho de que la construcción de una de las tres piscinas proyectadas avance con rapidez con el fin de utilizarla de cara a verano también ha llamado la atención de futuros usuarios. En un principio, el empresario pretendía levantar dos, una para adultos y una más pequeña para los niños, pero al truncarse el plan que sostenía el Ayuntamiento de reformar el antiguo camping y transformarlo en una nueva zona de ocio y deportiva, apostó por ofrecer unas instalaciones acuáticas más grandes.

El recinto se sitúa en un área elevada frente al río Ebro y tan solo 850 metros del casco histórico de la ciudad más pequeña de España. Además de ampliar las parcelas y de comenzar con las obras de construcción de la piscina, la empresa ha mejorado el acceso al rehabilitar la rampa y colocar una barandilla. 

Por otro lado, la gestión del bar-restaurante, que a partir de Semana Santa también cumplirá funciones de supermercado, ha generado cuatro puestos de trabajo fijos que «aumentarán en época estival», destaca Urruchi. El negocio abre a diario no solo para los clientes del camping, sino para todos aquellos que pretendan probar la comida casera que elabora la familia que lo regenta. Como en el resto de edificaciones, en el inmueble también se han utilizado técnicas sostenibles con el uso de estructuras elaboradas con materiales ecológicos para reducir lo máximo posible el impacto ambiental.