Pasión por el verde y sus inquilinos

S.F.L.
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Guillermo Gómez encuentra en Oña el lugar donde asentarse y, en una parcela del antiguo huerto del Monasterio San Salvador, el sitio para recuperar un trabajo y mostrárselo a los jóvenes. Prepara una muestra de fotos de animales que habitan aquí

Fotos de la exposición. - Foto: Guillermo Gómez

La que en su día denominaban la huerta de los monjes en el Monasterio San Salvador de Oña alcanzaba las 34 hectáreas. Aquel cuidado lugar se convirtió en un microcosmos donde nada faltaba: cereales de secano, huerta y frutales, carne y leche (había vaquerías), pescado (que obtenían de la piscifactoría que a día de hoy todavía funciona), leña de los bosques, hierbas medicinales... 

En la actualidad, la abadía aún guarda la agradable sorpresa de un pequeño e interesante paseo circular, el recorrido que, de tapias para adentro, realizaban los benedictinos para ir y venir de sus huertas. Aquellas que en los últimos años del funcionamiento del centro psiquiátrico seguían cultivándose, pero que quedaron en el olvido a partir de que los residentes y empleados se trasladaran hace más de una década a las nuevas instalaciones.

A Josu, el técnico de la Casa del Parque de los Montes Obarenes-San Zadornil, el genio le impedía  que ese magnífico espacio quedará invadido por la vegetación y se le ocurrió la iniciativa de invitar a participar en un curso de gestión ecológica del huerto, en el que los asistentes aprenderían a cultivar «una huerta familiar de forma sana». La idea que planteaba resultaba llamativa por su parte teórica y la práctica, donde pretendía enseñar las técnicas necesarias para crear un huerto desde cero, habilitando una parcela de 100 metros cuadrados elaborando cuatro bancales rotatorios de cultivos. Es en este preciso momento cuando Guillermo García, madrileño de nacimiento pero oniense de corazón, encontró en la villa condal el lugar en el que echar raíces y se interesó por el proyecto. 

Guillermo Gómez ha recibido formación del cuidado de huertos ecológicos de Josu, técnico de la Casa del Parque oniense. Guillermo Gómez ha recibido formación del cuidado de huertos ecológicos de Josu, técnico de la Casa del Parque oniense. - Foto: S.F.L.

Entre los dos consiguieron que un pequeño espacio de la casi milenaria huerta la despejaran y al igual que los monjes benedictinos, sin hábito pero con la capucha de sus sudaderas protegiendo su cabeza en las mañanas más frescas, ha iniciado su proyecto piloto de huerto ecológico, con el que  trata de recuperar las antiguas parcelas de cultivo que se encuentran totalmente abandonadas. «Mi intención es que esto se mueva ya que considero que esta finca y el Monasterio deberían de ser un motor económico, cultural y social para el pueblo porque tiene una historia que merece ser cuidada», manifiesta. De niño ya apuntaba maneras y cuando creció se formó como técnico superior en recursos naturales y paisajísticos. 

La diversidad de formas y colores que brotan de la tierra que trabaja resulta tentadora para los pocos que conocen su rincón de paz. Con el fin de que lo llegue a ser también para los más jóvenes, trabaja mano a mano en la redacción de un proyecto con Josu para «crear un espacio de comunidad y construir un huerto 'intergeneracional' en el que los chavales y los más mayores compartan tiempo y espacio, se transmitan conocimientos y a la vez aprendan los unos de los otros», aclara el novel horticultor. No obstante, la oportunidad de cultivar un espacio aledaño al de Guillermo continúa abierta para los vecinos onienses y para todas aquellas personas que tengan interés, «procedan de donde procedan».

El vergel de los diminutos. En el entorno privilegiado y la encrucijada de biodiversidad que se da en todo el espacio que rodea al cenobio existe también una microfauna propia de la huerta, y Guillermo, además de cuidar sus plantas, se dedica durante horas a observar todo lo que allí tiene vida. Ha realizado un estudio de los animales que habitan y se ha llevado una grata sorpresa. Por ello, retrata con su cámara todos los invertebrados diferentes con los que se topa, que ya han superado el centenar. Las imágenes serán expuestas en la tienda El Granero, en Burgos, a finales de septiembre, y a continuación se trasladarán a la Casa del Parque de Oña.

Un cultivo de 50 variedades de tomates. La zona de cultivo que trabaja Guillermo es una auténtica fiesta de colores, formas, tamaños y sabores, sobre todo el área donde tiene plantados los tomates, que con sus 50 variedades que brotan de unas 120 plantas los hay para incluir en cualquier plato. Algunos ácidos, más suaves, con más semillas, amarillos, naranjas, cherri, con forma de bombilla… 

Por otro lado, en su rincón también se pueden encontrar fresas, lechugas, acelgas, pimientos rojos, calabacines, judías, pepinos, calabazas, berenjenas, espárragos y un sinfín de productos totalmente ecológicos que riega con sistema por goteo.
 

ARCHIVADO EN: Oña, Burgos