90.000 euros para reparar la cubierta de la estación de tren

L.M.
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Adif saca a licitación el arreglo del lucernario, deformado por la acumulación de este elemento, y que ha provocado la filtración de agua hacia el interior

Estampa habitual cuando llueve, con los cubos de fregar y las cintas que advierten del peligro en pleno hall. - Foto: Alberto Rodrigo

La nueva estación de ferrocarril Burgos-Rosa de Lima entró en funcionamiento hace apenas doce años y medio. La cubierta, que hace las veces de lucernario, lleva prácticamente desde su inauguración sufriendo numerosas filtraciones de agua en los días de lluvia, que provocan goteras por doquier y la aparición de cubos de fregar a modo de receptores de esas gotas.ElAdministrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) encargó en noviembre de 2018 un estudio para tratar de esclarecer el por qué de esos problemas y reformar la cubierta, un trabajo cuyas obras acaban de salir ahora a licitación por 88.045 euros. 

¿El responsable de este quebradero de cabeza para los usuarios y los propios trabajadores?Pues aunque parezca irreal, lo achacan a la acumulación de nieve.El informe que ha elaborado Barrio yCamenoArquitectos apunta que la cubierta, de 340 metros cuadrados, sufre una deformación en la parte más baja de policarbonato, que ha provocado un daño en la junta que permite la infiltración de agua hacia el interior en caso de acumulación de agua pluvial.Es más, los arquitectos culpan la deformación, provocada por la acumulación de nieve, a, entre otras causas, la pendiente insuficiente de la cubierta (3%), la falta de rigidez del policarbonato por su espesor 25 milímetros (de la firma BDL Resopal) o a la excesiva separación entre las correas de apoyo, es decir, defectos en su construcción.

Entre las soluciones que proponen desde Barrio yCameno figura el desmontaje del actual lucernario para la colocación de los recuperados sobre la cubierta de policarbonato mediante tirafondos o clavos de acero inoxidable; rematando las uniones con elementos de protección y estanqueidad.Es más, precisan que la pendiente que debería de tener la cubierta no debe ser inferior al 10% -casi tres veces más de la que se proyectó inicialmente y que ha resultado a toda vista defectuosa-. Además, la instalación proyectada no supone un aumento significativo de carga de peso propio con respecto a lo planteado para el sistema estructural actual, por lo que no se requieren modificaciones de la instalación principal ya existente. 

El falso techo, que presenta también patologías como consecuencia de la infiltración de agua en cubierta, también deberá ser mejorado. El plazo de ejecución de los trabajos se ha fijado en dos meses desde la firma del contrato, y las empresas interesadas podrá presentar sus ofertas hasta el próximo 18 de mayo a las 10 de la mañana.

Un proceso muy lento. Hay que remontarse a noviembre del 2018, es decir, hace ya dos años y medio, para encontrar el anuncio que Adif hizo en este periódico de renovación de la cubierta. Tras innumerables quejas y protestas por parte de los propios usuarios de la terminal, el ente estatal por fin movía ficha y anunciaba su intención de acometer una reforma.En aquél momento precisó que se iba a tratar de una «actuación de mayor envergadura» que el contrato de mantenimiento anual del que dispone el inmueble. Entre estas acciones periódicas se encuentra el sellado de juntas para impedir el paso de la lluvia, así como la limpieza de canalones y bajantes. No obstante, parece ser que estos trabajos no ha paliado la problemática. Es más, el propioAdministrador de Infraestructuras Ferroviarias admitía que su intención era la de ejecutar la obra «a lo largo del 2019». Todo mal y con retraso.