Voluntarios que hacen gran labor

C.M.
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El Aula de Medio Ambiente de Caja de Burgos, la Fundación Oxígeno o la UBU organizan jornadas de recogida puntuales

Cartones y residuos de botellón sorprenden a los paseantes. - Foto: Luis López Araico

Los residuos que flotan en el agua o se depositan en las orillas y los vertidos ilegales de aguas residuales urbanas e industriales merman cada día la calidad de los ríos, que en el caso de Burgos son una parte importante de la trama urbana. Con el objetivo de mejorar su limpieza y sensibilizar sobre la necesidad de ser respetuosos con este patrimonio natural se organizan jornadas de voluntariado ambiental. El Aula de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos, la Oficina Verde de la UBU, Cruz Roja o la Fundación Oxígeno son algunos de los organismos impulsores. 

Desde la propia Concejalía de Medio Ambiente reconocen su trabajo pero no es suficiente ni cuentan con los medios necesarios. Además de recoger plásticos y otros residuos estas entidades también tratan de sensibilizar sobre los efectos negativos que algunas conductas humanas causan en los ríos. 

El responsable del Aula de Medio Ambiente de Caja de Burgos, Miguel Ángel Pinto, subraya que en su caso los voluntarios se han centrado en dos aspectos. El primero en la fauna del río Arlanzón para conocer las especies que lo pueblan y el segundo, en la limpieza del cauce del río, especialmente entre el puente de Malatos y el paseo de la Isla. «Limpias los residuos un día pero el agua los arrastras y vuelve a estar sucio. No es solo lo que se tira en la ciudad sino aguas arriba. Hay que hacer limpiezas para quitar todo lo grueso», subrayó.

La pandemia paró el trabajo de limpieza debido a la complejidad de juntar a los voluntarios y ahora se intentará retomar. «El río Arlanzón tiene una gran biodiversidad, incluso tiene nutrias, y no necesita ninguna intervención salvo limpiar los residuos».

La Fundación Oxígeno cuenta con el programa Microplásticos, Macrobasura que organiza limpiezas de playas en verano y de los ríos en otoño. En Burgos regresará en octubre y noviembre. «Estará abierta a todos los voluntarios que lo deseen», indicó su responsable Roberto Lozano. 

En este sentido, apeló a la sensibilización. «Si los jóvenes que van al Castillo o al río recogieran los residuos, el problema sería la mitad pero es una cuestión de educación, que es lo que falta».