La última esperanza de Santa María de los Valles

I.M.L.
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El Ayuntamiento de Torresandino tiene sus esperanzas puestas en la concentración parcelaria para poder recuperar la propiedad de lo que queda de este monasterio del siglo XIII

El abandono y el expolio han dejado este convento del siglo XIII en un estado de ruina peligroso. - Foto: M.A. Valdivielso

El futuro de la conservación de lo que queda del Monasterio de Nuestra Señora de los Valles de Torresandino está ligado a la culminación de la concentración parcelaria en la que está inmerso este término municipal ribereño. Esta es la única alternativa que baraja ahora el Ayuntamiento cascón para poder hacerse con la propiedad del inmueble, después de que las otras opciones propuestas se hayan descartado por inviables.

La propiedad de este inmueble continúa en manos privadas y desde el Ayuntamiento de la localidad mantuvieron negociaciones hace cuatro años para conseguir una cesión pública como bien cultural para poder actuar en la zona. "Estaba casi hecho, pero lo que nosotros queríamos era hacernos con las tierras del entorno que junto con el monasterio", recuerda el actual alcalde, Alberto Val, "porque lo que nos interesa es adecentar el entorno como zona de recreo para los vecinos, ya que actuar solo en las ruinas no lo vemos viable". La dispersión de propietarios de los terrenos que rodean este vestigio patrimonial llevó a desistir de esta alternativa al Consistorio de Torresandino.

Ahora, con la puesta en marcha de la concentración parcelaria, se vuelve a abrir la puerta para que la administración local cascona alcance un sueño muchos años acariciado. "Se podría conseguir que se reagrupase el terreno necesario en torno al monasterio y que quedase asignado al Ayuntamiento, de esta forma ya podrían empezar a pensar en serio a hacer algo", plantea Val, que espera a que en el mes de diciembre les presenten el proyecto de la concentración parcelaria para mantener esta iniciativa.

Tanto el Ayuntamiento de esta localidad como la Asociación de Amigos de Torresandino han trabajado durante años para poder recuperar y mantener lo que aún se conserva de este cenobio medieval, pero los esfuerzos han resultado baldíos y estas ruinas del Monasterio de Nuestra Señora de los Valles es, a día da hoy, el único bien de la comarca ribereña que está incluido en la lista negra del patrimonio en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores, que elabora la asociación Hispania Nostra y con la que pretende llamar la atención de la sociedad y de sus propietarios, promoviendo intervenciones positivas que eviten el incremento del deterioro o la desaparición de bienes culturales.

La invasión francesa, primero, y la desamortización de Mendizábal después, fueron los primeros responsables del abandono del Monasterio de Nuestra Señora de los Valles, que era una de las piezas arquitectónicas y culturales más valiosas de la comarca ribereña. Desde que lo abandonaron los monjes carmelitas, tanto la residencia de los hermanos como las construcciones anexas y la magnífica iglesia gótica se han ido desmoronando, olvidadas a su suerte, sufriendo el paso del tiempo o el expolio continuado. En el invierno de 2008, los ladrones de arte terminaron llevándose las pocas piezas de valor que aguantaban en su lugar original, como el escudo del convento, que estaba en una de las columnas que sostenían el coro de la iglesia, y tres arcos de gran valor arquitectónico.

Afortunadamente para el patrimonio ribereño, alguna de las piezas más interesantes del cenobio se reubicaron en otros templos de la zona cuando lo abandonaron los monjes . Por ejemplo, el retablo del altar mayor se llevó en 1842 a la colegiata de Roa, mientras que un año antes se trasladó el retablo de la Virgen de los Valles y las estatuas de la Virgen del Carmen y Santa Teresa a la iglesia parroquial de Torresandino. En la iglesia de Villovela de Esgueva todavía se puede admirar el altar de San Miguel que también formaba parte del patrimonio de este monasterio.