Musa de diseñadores y maestra de estilo

Carmen Martín (EFE)
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La actriz y cantante Ana Belén cumple 70 años como un icono de elegancia siempre muy vinculada a la moda de factura nacional

La madrileña asegura que la genética es la ‘culpable’ de su apariencia delgada y siempre juvenil.

Como dice el estribillo de La puerta de Alcalá, una de sus míticas canciones, «Mírala, mírala, mírala, mírala». Ahí está Ana Belén, que hoy cumple 70 años de los que prácticamente 60 ha estado vinculada al mundo de las artes, ya fuese la música, el cine o el teatro, vertientes todas en las que logró destacar para convertirse en una figura emblemática que sigue activa.

«Tengo la suerte de que me llaman y se acuerdan de mí para hacer cosas que me gustan. Yo he tenido mucha suerte en mi vida porque, aparte de haber encontrado a personas fundamentales y seguir trabajando, me dan premios», señalaba en una entrevista el pasado verano, cuando recogió en Almagro el último de ellos, el del Corral de Comedias.

Famosa desde que con 13 años rodara Zampo y yo (1966), María del Pilar Cuesta Acosta, se crió en el 11 de la calle del Oso del madrileño barrio de Lavapiés. Su madre, Pilar, era la portera del edificio. Su padre, Fermín, trabajaba de cocinero en el hotel Palace de Madrid.

Pronto se convirtió en icono de la Transición y musa del diseñador Jesús del Pozo. Muy vinculada siempre a la moda, su imagen ha inspirado a varias generaciones de mujeres, desde aquellos vaqueros cortos con camisetas ceñidas y pañuelo anudado al cuello a los fabulosos vestidos que ha lucido en escenarios y alfombras rojas como el Del Pozo celeste con el que recogió el Goya de Honor en 2017.

Ana Belén (Madrid, 1951), mujer espigada, con una aparente fragilidad, ojos azabaches y facciones angulosas, a lo largo de su vida ha cultivado un estilo sofisticado, sencillo y natural.

«Genes», esa es la explicación que da a su joven aspecto ella misma, una apasionada de la costura y una mujer con un estilo rotundo.

«Ecléctica, coherente, atemporal y moderna», así define a Ana Belén el diseñador Ulises Mérida, que trabajó en el taller de Jesús del Pozo durante los años 1995 al 2000 y cosió muchos de los vestidos que ella lucía.

«Ana Belén respetaba muchísimo la costura del Jesús del Pozo y entendía perfectamente el espíritu de la casa», explica Mérida quien recuerda que del Pozo arrancó su carrera en 1974, en las primeras semillas de la Movida, época en la que la conoció.

Recuerda que la protagonista de Fortunata y Jacinta (1980) tenía un don especial y sabía interpretar perfectamente los vestidos, «daba vida a las creaciones del Jesús del Pozo».

Cuando llegaba a las pruebas no permanecía quieta como un maniquí, «se movía, se miraba una y otra vez en el espejo al tiempo que estudiaba los movimientos de la ropa, era consciente de su importancia sobre el escenario».

La relación entre Jesús del Pozo y Ana Belén fue estupenda, «se llevaban de maravilla y los dos sabían perfectamente lo que querían» añade Mérida, que aún tiene en su retina un vestido de organza metálico con unos elementos rizados en la parte de abajo.

Si se hace un análisis de su estilo se aprecia que «no le gustaba lo obvio ni lo estridente, prefería prendas con personalidad», cuenta el diseñador, quien reconoce que la protagonista de Libertarias (1996) es «la elegancia contemporánea personificada».

Para el diseñador Juan Duyos, la protagonista de La pasión turca (1994) posee «un estilo innato» que supo coger la década de los 80 con potencia, «siempre contenido, pero con un punto muy total».

La recuerda espléndida en los 90, «fue icono de políticos», y ahora tienen un rollo y estilazo que le hacen «peculiar y única», añade.

Verónica Abián y Sergio de Lázaro, tándem creativo de la firma Otrura, definen a la actriz y cantante como una «mujer de gusto refinado, que siempre ha tenido buen sentido para elegir el vestido en función del lugar donde iba a lucirlo».

A través de la ropa, «ha sabido modular el mensaje que quería lanzar, así como su personalidad y sus valores», cuenta Sergio de Lázaro a quien le resulta muy interesante ver la forma «tan preciosa de como ha utilizado la sensualidad y sexualidad para mostrar su propia sensibilidad, su feminidad».

Con su estilo conquista a todo el que está a su alrededor, a la cámara, a los medios y al espectador. «Ha sabido trabajar muy bien su forma de vestir, su elegancia, y es dueña de una seducción sencilla, sutil, de hilo trasparente».

En el imaginario de los hermanos Iñaki y Aitor Muñoz, creadores de la firma Ailanto, Ana Belén aparece «con vestidos fluidos de Jesús del Pozo». 

También la recuerdan en el año 2011 con un vestido de Sybilla, ideado por la diseñadora en 1996, «el vestido no era ningún avance de colección, sino una pieza de museo», comentan.

Ana Belén, una de las actrices que más ha apoyado el diseño español, «ha hecho una oda a toda una época de la moda española».

Muchas generaciones han crecido cantando sus canciones y viendo sus películas, otras estudiando su estilo, siempre vinculado a la moda nacional. Ahora la cantante y actriz sigue manteniendo una cautivadora sonrisa y una serena elegancia que seguro demostrará en el estreno de Antonio y Cleopatra, en el Festival de Teatro Clásico de Almagro.