Un 'Regente' de Huerta, en los Princesa de Asturias

E. MOLINERO
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El doctor que puso voz a los sanitarios galardonados con el premio a la Concordia, José Eugenio Guerrero Sanz, tiene de huertaño «un 75%», su padre y su abuela materna eran de allí y su abuelo llevó la farmacia de Peñaranda y Coruña del Conde

El jefe de la UCI del Hospital Gregorio Marañón y del grupo HM hizo un discurso emotivo que leyó sereno y con firmeza. - Foto: Ballesteros (EFE)

Los familiares más cercanos del médico José Eugenio Guerrero con vínculos en Huerta vivieron la Gala de los Premios Princesa de Asturias con mucha emoción. Uno de Los Guerreros, como dicen ellos, (por el apellido), o de Los Regentes, como también se les conoce, (su abuelo Liborio regentó la farmacia de Peñaranda de Duero y Coruña del Conde), estaba entre los 15 elegidos para representar el sector sanitario. Colectivo premiado esta edición con el galardón a la Concordia por su trabajo frente a la COVID 19, y que Guerrero, jefe de la UCI del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y del Grupo HM, fue el encargado de ponerle voz y alma.

Casualidades de la vida, el 7 de octubre, día del Rosario, festividad patronal de Huerta de Rey, el reconocido facultativo recibió la llamada desde la Fundación de los Premios Princesa de Asturias. «Me propusieron hacer el discurso en representación de todos los sanitarios. Que si no me importaba. Indudablemente, no. Para mí fue un orgullo y un honor. Me dijeron que me llamarían al día siguiente para confirmar y a los 10 minutos, lo hablé con mi mujer y lo acepté. En el fin de semana lo redacté», detalla.

Guerrero ideó el texto él solo, sin consenso, ni premisas ajenas. «Si yo no lo hubiera escrito no lo habría leído. Tiene que ser personal. Decir algo que no es tuyo no tiene sentido», apunta este facultativo de origen burgalés que plasmó con sinceridad cómo ve la situación de la Sanidad, su vital importancia, los duros sentimientos vividos durante la pandemia, la generosidad de todos y el sentido homenaje a los compañeros fallecidos. «Quizá la historia no recuerde sus nombres, pero nosotros no les olvidaremos nunca y hoy recogemos este premio en su memoria», concluyó.

Lucía y Liborio posan en la casa de los abuelos Liborio y Leonor, orgullosos de su primo.Lucía y Liborio posan en la casa de los abuelos Liborio y Leonor, orgullosos de su primo. - Foto: S.J.

Fueron cuatro minutos que emocionaron a muchos, porque como narró Guerrero aludiendo al filósofo Unamuno «supone un reconocimiento a todos los que construyen la vida diaria anónimamente... son los verdaderos protagonistas».

Cuatro primos huertaños de Jose, como se refieren a él, Carlos, Lucía (la mayor del clan), Andrés Pancho y Liborio, de los muchos que son, pues Los Regentes fueron 10 hermanos, apenas pudieron contener las lágrimas al verle, aunque no les ha extrañado que le hayan elegido a él como portavoz porque «es un profesional muy válido y muy bien preparado. Pero sobre todo, con una calidad humana excepcional. Es sencillo, divertido y muy servicial. Siempre que le necesitas ahí está», coinciden sus familiares.

A José Eugenio Guerrero le gusta mucho el pueblo, pero reconoce que es una persona muy ocupada y que apenas va, a excepción de algún motivo familiar, ya que sí le gusta conservar las raíces. «Tengo mucho de huertaño, el 50% de mi padre Eugenio y al menos un 25% de mi madre María Jesús. Mi abuela, Cecilia Herrero Aguilera también era de Huerta, de la familia de Los Panaderos y Los Periquillos».

En la memoria del doctor relucen flashes de sus cortas estancias veraniegas en Huerta, donde se juntaba con sus primos y sus queridos tíos Vicenta, Teto (su padrino), Félix, Julián, Marce… Recuerda la ausencia de aseos en las casas allá por los años 50. «Los madrileñitos no sabíamos hacer caca en la cuadra y yo iba donde una tía de mi madre, Basilia, que sí tenía baño». Se confiesa taurino y asiduo al ciclo isidril.

Humanitario. Su generosidad y amor por Huerta queda patente en el testimonio del vecino Ausencio Molinero Gete, alias Japonés, que coincidió con Guerrero en el servicio militar en Madrid, él como soldado y José Eugenio ya como médico alférez. «Se enteró de que era de Huerta y me trataba muy bien. Él me firmaba los pases. Es muy majo. No pasan los años por él. Le he visto muy guapo con traje y gafas», explica Ausencio, a quien le gustaría verle después de 46 años.

De momento, el doctor Guerrero no va a poder acercarse al pueblo de sus antepasados, pero ante la llamada de alguien de su tierra no duda en responder y atender primorosamente entre recepción de la Familia Real, (de la que dice que es muy entrañable), mandatarios y miembros del Patronato.

Asegura que hacer el paseíllo por la alfombra azul en el Patio de la Reina del Hotel Reconquista con las gaitas de fondo, «ha sido una de las cosas más emocionantes que me ha pasado en mi vida» y confirma que seguirá en la brecha sin alardes de heroicidad. «Somos sanitarios que la sociedad nos paga para tratar enfermos. Lamentablemente en una situación tan compleja no es agradable. Pero nuestra misión es ayudar y así seguiremos», explica.

Sobre el diagnóstico de la pandemia aconseja «obedecer las decisiones de los expertos. Las Comunidades y los Gobiernos están asesorados por los epidemiólogos, que son los que saben. Lo que pasa es que somos latinos, muy sociables».

Mientras el monte le espera para ofrecerle un baño de oxígeno puro y una chuletada con su gente, el reconocido Guerrero, curtido en mil batallas, se muestra esperanzador: «Sabemos más de la enfermedad COVID y cuanto más se conoce, mejor se trata y menos letalidad tiene».