Trastorno afectivo estacional en otoño

SPC
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La llegada de los días más cortos puede llevar a episodios de depresión de carácter temporal

Con la llegada del otoño y el invierno algunas personas pueden sentirse deprimidas, un fenómeno que se explica con el llamado trastorno afectivo estacional, que está incluido como una forma especial de presentación de los trastornos afectivos tanto en la clasificación de la 11ª Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE-11), como en la quinta edición del Manual de Diagnóstico y Estadística de trastornos mentales de la Asociación Americana de Psquiatría (DSM-V).

«El término trastorno afectivo estacional (TAE) describe, habitualmente, la presencia de episodios recurrentes de depresión mayor unipolar que comienzan en otoño o invierno y, si no se tratan, generalmente remiten en la primavera o verano siguiente», explica en una entrevista el coordinador nacional del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), el doctor Vicente Gasull, que resume que, en definitiva, «tienen un inicio y remisión estacional, en momentos característicos del año», lo que constituye básicamente su «característica fundamental».

A pesar de que la manifestación más recurrente son los episodios de depresión, no es la única. «Puede presentarse también con episodios de manía o hipomanía, aunque es mucho menos frecuente», indica el experto, que insiste en que el TAE «no se considera un trastorno del estado de ánimo separado, sino más bien un subtipo de los trastornos del estado de ánimo: el trastorno depresivo mayor y el trastorno bipolar I y II».

«Lo que hemos descrito es la llamada depresión invernal, la forma más frecuente de presentación, pero los episodios pueden iniciarse también en primavera/verano y remitir en otoño/invierno, lo que sería la depresión de verano», matiza el coordinador nacional del Grupo de Trabajo de Salud Mental de Semergen. Así, «el que los días sean más cortos y oscuros afecta tanto física como psicológicamente», confirma el doctor Gasull, que sitúa la prevalencia del TAE en la población general en aproximadamente entre el 0,5 y el 3 por ciento. 

«La prevalencia puntual estimada del trastorno en pacientes ambulatorios de Atención Primaria es del 5 al 10 por ciento y en los pacientes deprimidos se estima que es de un 15 por ciento», agrega el experto de Semergen.

La patogenia del trastorno afectivo estacional se desconoce. El doctor Gasull alude a varias hipótesis para explicarlo. «Son diversas: alteraciones de los ritmos circadianos, disminución de la sensibilidad de la retina, factores genéticos y desregulación de los neurotransmisores. Estas hipótesis no son mutuamente excluyentes», señala el especialista.

POSIBLES FACTORES. En referencia a los ritmos circadianos, Gasull comenta que «constituyen el reloj biológico humano que regula las funciones fisiológicas del organismo para que sigan un ciclo regular que se repite cada 24 horas y que coincide con los estados de sueño y vigilia». 

El sueño y la vigilia, por su parte, «están asociados a los estímulos de luz que el cerebro asocia con una mayor actividad fisiológica, mientras que, en la oscuridad, se inhiben estas funciones, llegando al mínimo entre las 3 y las 6 horas. Los ritmos circadianos afectan el momento y la duración del sueño», continúa el médico.

De este modo, «una de las hipótesis para explicar la génesis del TAE implica variación en los ritmos circadianos debido a cambios estacionales en la duración de la luz del día a día, también conocido con el ciclo de luz-oscuridad».

Entran en juego más factores. El experto de Semergen alude al fotoperíodo, la duración de la luz natura cada día, que «es más corta en invierno y más larga en verano». Por lo tanto, «el organismo debe experimentar unas variaciones fisiológicas para adaptarse a las modificaciones ambientales de luz o temperatura», expone el doctor Gasull. Además, el experto menciona la melatonina y la serotonina como otros de los factores que actúan en el trastorno.